Jerusalén se ha despertado este sábado con un nuevo tiroteo terrorista en el que un menor palestino de 13 años ha herido de gravedad a un padre y su hijo. Tras el ataque, su autor ha sido abatido por los disparos de dos civiles israelíes. Así, crece el clima de tensión en la ciudad, ya que se trata el segundo ataque en menos de 24 horas.
Fue durante la noche de este viernes cuando otro palestino abrió fuego cerca de una sinagoga matando a siete personas e hiriendo a otras tres. El atacante intentó huir en su coche, aunque cinco minutos después, la Policía consiguió abatirlo. Se trata del atentado más mortífero desde 2011, e Israel ya ha detenido a 42 personas en la zona.
Además, el primer ministro, Benjamín Netanyahu, ha vistado la zona y ha anunciado medidas inmediatas: "Acabo de hacer una evaluación de la situación con las autoridades, y hemos decidido algunas medidas inmediatas", ha afirmado. Y mientras, en Gaza y Cisjordania celebran lo ocurrido con dulces y fuegos artificiales, y, en la misma línea, Hamás y la yihad islámica aunque no han reivindicado el atentado, sí lo han celebrado.
Las autoridades creen que los ataques son una represalia por la violenta incursión del Ejército Israelí el jueves en Yenín, Cisjordania, donde dejaron al menos ocho palestinos muertos.
Además, se investiga un tercer ataque en menos de 24 horas. Un hombre ha disparado en un restaurante, aunque afortunadamente no se han registrado heridos.