El presidente de Sudán, Omar Hasán al Bashir, ha presentado su dimisión para dar paso a un consejo de transición que gestionará el rumbo del país, según han informado fuentes gubernamentales y un ministro provincial.

El ministro de Producción y Recursos Económicos en la región de Darfur del Norte, Adel Mahjub Husein, ha asegurado a la cadena de televisión emiratí Al Hadath que "hay consultas para formar un consejo militar que asuma el poder después de que haya renunciado el presidente Al Bashir".

Fuentes sudanesas han confirmado la información y han detallado que Al Bashir está en la residencia presidencial con una "importante escolta". Además, Reuters recoge que varios militares han irrumpido en la sede principal del movimiento islámico que lidera Al Bashir.

El presidente sudanés cede así a las presiones de los manifestantes que llevan desde diciembre reclamando su salida del cargo que ocupa desde 1989 por la grave crisis económica que vive el país. Las protestas comenzaron por el aumento del precio del pan y por la escasez de combustible y de dinero en metálico.

La cadena de televisión estatal ha informado de que las Fuerzas Armadas harán un anuncio importante en breve. "Las Fuerzas Armadas harán una declaración importante en breve. Estén atentos", ha explicado la cadena de televisión estatal sudanesa, sin aportar más detalles.

El Ejército y las fuerzas de seguridad se han desplegado en torno a la sede del Ministerio de Defensa y en las principales carreteras y puentes de Jartum en un momento en el que miles de personas se están incorporando a la protesta que se mantiene desde hace días ante la sede del Ministerio de Defensa. En la sentada ante el Ministerio de Defensa en Jartum, los manifestantes están coreando "¡Ha caído, hemos ganado!".

Las cadenas de televisión y la radio estatal han puesto música patriótica, un gesto que a los sudaneses de mayor edad les ha recordado anteriores golpes militares en momentos de revuelta civil en el país africano.

Llegó al poder con un golpe de Estado

Al Bashir, un exparacaidista que se hizo con el poder mediante un golpe de Estado en 1989, ha sido una figura que ha generado división por su forma de abordar las sucesivas crisis internas y por su enfrentamiento con Occidente.

Sudán ha sufrido largos periodos de aislamiento desde 1993, cuando Estados Unidos incorporó al país a su lista de Estados patrocinadores del terrorismo por dar refugio a terroristas islamistas. Al Bashir está imputado por el Tribunal Penal Internacional por cargos de genocidio en la región sudanesa de Darfur (oeste) durante la campaña contra la insurgencia que comenzó en 2003.

La última crisis llegó a su punto más álgido cuando miles de manifestantes comenzaron a acampar ante el Ministerio de Defensa, en el centro de Jartum, donde está situada la residencia de Al Bashir. Se han registrado enfrentamientos entre militares que protegían a los manifestantes y agentes de seguridad y de Inteligencia que intentaron disolver la protesta. Los enfrentamientos dejaron 11 muertos, incluidos seis militares, según informó el Gobierno.

Desde el 19 de diciembre, Sudán se ha visto marcado por las continuas protestas contra el presidente por el intento del Gobierno de subir el precio del pan y por la grave crisis económica, que ha derivado en escasez de combustible y de dinero en efectivo.

La oposición ha pedido a las Fuerzas Armadas que ayuden a negociar para poner fin a las casi tres décadas de mandato de Al Bashir y para comenzar una transición a la democracia.

Las mujeres lideran la revolución en Sudán

Alaa Salah, vestida de blanco, se convertió en símbolo de la lucha contra Al Bashir, que lleva en el poder desde 1989.

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