Tiroteado en un coche

Las ONG ven como un crimen de odio el asesinato de Mushin Hendricks, considerado el primer imán abiertamente gay

El contexto Hendricks declaró abiertamente su homosexualidad en los años 90 y se convirtió en un referente para la comunidad musulmana LGTBI, no solo en Sudáfrica sino también en el resto del mundo.

Mushin Hendricks
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Mushin Hendricks era uno de los símbolos de la comunidad musulmana LGTBI. Considerado como el primer imán abiertamente gay, fue asesinado hace un mes, en Sudáfrica, en un ataque calculado. En un asesinato cometido por un hombre encapuchado que se bajó de su vehículo y, con una pistola, disparó a los ocupantes del coche en el que viajaba Hendricks.

Líder de una mezquita en Ciudad del Cabo, Hendricks creció en un hogar musulmán, muy ortodoxo y conservador: "Mi abuelo era el imán de la mezquita. La lucha entre mi identidad sexual y mi identidad islámica fue bastante difícil".

"Mi abuelo decía que los homosexuales van al infierno. Yo pensaba, ¿cómo puede mi abuelo hablar de un Dios compasivo y al mismo tiempo de un Dios que me condena por algo que no elegí?", se cuestiona un Hendricks que declaró públicamente su homosexualidad en la década de los 90.

Durante tres décadas, Hendricks asumió el riesgo al estar convencido de que "el bien era mayor": "Me recarga las pilas saber que sirvo de ayuda. Sé que mi historia ha dado mucha esperanza a los musulmanes queer, y espero que siga haciéndolo".

"Hendricks sabía que su trabajo era peligroso"

En ese sentido, Shoki Wafula Silas, activista por los Derechos Humanos, recuerda a Hendricks como alguien que "enseñaba a desarrollarse personal y espiritualmente".

Ecclesia de Lange, directora de Inclusve and Affirming Ministries, dice que Hendricks "siempre estuvo al lado de los jóvenes homosexuales islámicos marginados". "Les dio refugio, les formó, les educó... Les dio esperanzas para vivir la vida de la forma más auténtica posible. Pedía una nueva forma de interpretar el Corán, y sabía que el trabajo que hacía era peligroso", cuenta.

Su asesinato, a día de hoy, sigue bajo investigación, pero las ONG y los activistas consideran su asesinato como un crimen de odio.