Medio centenar de personas, entre ellas una mayoría de niños de entre 10 y 13 años, murieron en el ataque, que tuvo lugar en la provincia septentrional de Saada, feudo de los rebeldes hutíes. En un comunicado, Naciones Unidas ha dicho que Guterres "condena" el bombardeo y traslada sus condolencias a las familias de las víctimas.

"El secretario general llama a las partes a respetar sus obligaciones bajo la ley humanitaria internacional, en particular las reglas fundamentales de distinción, proporcionalidad y precauciones en los ataques", ha dicho su portavoz Farhan Haq. El jefe de la ONU ha pedido una "investigación independiente y rápida" sobre el incidente y ha reiterado a las partes su llamamiento a un final negociado del conflicto.

Unicef, la agencia de Naciones Unidas para la infancia, ha calificado el ataque de "horrible" y ha pedido que sea un "punto de inflexión" para poner fin al conflicto.

Imagen facilitada por el Movimiento Hutí de una víctima del ataque

En otro comunicado, la directora ejecutiva de Unicef, Henrietta Fore, ha asegurado que el suceso marca "un punto bajo en la brutal guerra en el país". "La cuestión ahora es si va a ser también un punto de inflexión, el momento que finalmente empuje a las partes, al Consejo de Seguridad de la ONU y a la comunidad internacional a hacer lo correcto por los niños y poner fin a este conflicto", ha dicho.

Fore ha recordado que desde el inicio de la guerra en 2015, cerca de 2.400 niños han muerto y más de 3.600 han resultado heridos, con repetidos ataques contra escuelas y hospitales. "¿Cuántos niños más van a sufrir o morir antes de que aquellos que pueden actuar lo hagan deteniendo esta lacra?", se ha preguntado.

Además, ha denunciado que en las últimas semanas un centro de agua y otro de saneamiento apoyados por Unicef fueron atacados en la ciudad de Al Hudeida, poniendo a cientos de miles de personas en peligro al dificultar su acceso a agua limpia y ampliar el riesgo de un nuevo brote de cólera.

Por su parte, el responsable del departamento de Sanidad de Sadá, Abdul Ghani Nayev, informó de que en el último ataque murieron 43 personas y hubo 61 heridos. La coalición internacional reconoció la autoría de los ataques pero aseguró que el objetivo eran los equipos que los rebeldes huthis utilizaron el miércoles para lanzar un misil contra la ciudad saudí de Jizan, una acción que se saldó con un civil muerto y once heridos.

La alianza regional, que apoya al Gobierno de Abdo Rabbu Mansur Hadi, ha alegado que actuó conforme al Derecho Internacional y ha acusado a los insurgentes yemeníes, vinculados a Irán, de utilizar a niños como escudos humanos, según una nota difundida por la agencia de noticias oficial saudí, SPA. El CICR, en cambio, ha expresado sus dudas en Twitter. "Según el Derecho Internacional Humanitario, los civiles deben ser protegidos durante el conflicto", ha denunciado Cruz Roja, que al igual que otras organizaciones ha acusado en estos últimos años a las partes beligerantes de atacar objetivos protegidos.

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