Catar, un estado diminuto de poco más de dos millones y medio de personas, tiene gran influencia en Oriente Próximo. Allí reside Ismail Haniyeh, líder político de Hamás, pero el emirato mantiene también lazos estrechos con Occidente. "Tiene la capacidad de marcar la agenda a Hamás y, además, es de los pocos actores que también tiene vínculos con Israel", señala al respecto David Hernández, profesor de Relaciones Internacionales de la UCM.
Esto convierte a Catar en un mediador aceptado por ambas partes. Ya jugó ese papel durante las Primaveras Árabes, y Doha fue la sede donde se firmaron los acuerdos entre Afganistán y Estados Unidos. En este sentido, Alberto Priego, profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad Pontificia de Comillas, indica que "Catar ha jugado siempre a ser el mediador entre Occidente y el mundo árabe, y esa idea de ser el que está entre la modernidad en los países árabes es lo que les ha valido para tener un papel mucho más destacado de lo que les correspondería".
La diplomacia catarí ha sido clave para abrir el paso de Rafah, y también ha intervenido en la liberación de los primeros rehenes secuestrados por Hamás. "Necesitamos evitar que sigan aumentando los muertos por ambas partes", declaró Majed Al-Ansari, ministro de Exteriores de Catar, el pasado 3 de octubre en Doha.
Precisamente, por Doha han pasado los negociadores de Estados Unidos e Irán, y hasta el jefe del espionaje israelí se ha reunido en secreto con sus homólogos cataríes. La mediación se centra en dos objetivos: "Por un lado, intentar liberar a los rehenes en poder de Hamás, y por otro, favorecer la desescalada del conflicto", explica David Hernández.
En Gaza, quedarían 242 cautivos, 150 de ellos extranjeros o con doble nacionalidad. En Israel, hay unos 5.000 presos palestinos. Las familias de los rehenes piden un canje que, por ahora, el líder israelí no concede. "Netanyahu está muy contra las cuerdas. La experiencia de negociación de rehenes de Hamás no ha sido buena. Hace años se liberó a un soldado que secuestró Hamás a cambio de liberar a 1.000 presos y eso no fue bien visto por toda la población israelí. ", indica Alberto Priego.
Hamás dice que 60 rehenes han muerto por los bombardeos de Israel sobre la Franja. Sin un alto el fuego, la negociación se complica y el tiempo se agota.