Una foto puede costarle la vida a una de las dos periodistas que están siendo juzgadas estos días en Teherán. La imagen de Mahsa Amini en coma y entubada fue captada por Nilufer Hamedi. Ella y Elahe Mohammadi, que también se enfrenta a una posible pena capital, fueron las encargadas de cubrir el caso de la joven asesinada a manos de las autoridades iraníes por no llevar bien puesto el velo.
"Fueron detenidas poco después de realizar ese trabajo, han estado ocho meses en prisión provisional y un largo tiempo en aislamiento", asegura la activista iraní Ryma Sheermohammadi.
Tampoco las han dejado reunirse con sus abogados hasta el pasado domingo, juicios que se celebran a puerta cerrada y bajo el mayor de los secretismos. A la sala no han podido pasar ni familiares ni amigos, ni los propios abogados. A las dos se las acusa de, supuestamente, colaborar con el Gobierno enemigo de Estados Unidos, atentado contra la autoridad y propaganda contra el sistema.
"Las tres acusaciones son acusaciones políticas. La constitución iraní estipula que cuando las acusaciones son políticas debe ser un juicio abierto y debe ser juzgado por un jurado popular. Ninguna de las condiciones se dieron ni ayer ni hoy", señala Ryma.
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Hamedi y Mohammadi son sólo dos del casi centenar de periodistas y fotógrafos que fueron detenidos por realizar su trabajo durante las movilizaciones en Irán. El asesinato de Mahsa Amini hizo que las calles se levantaran contra el régimen ayatolá, provocando disturbios y una consecuente represión que, según observadores internacionales, ha causado ya 500 muertes en el país.