El nuevo presidente de El Salvador, el conservador Nayib Bukele, ha accedido a su cargo a principios de junio, y en menos de nueve días se ha hecho conocido en todo el mundo. ¿La razón?, su peculiar forma de ordenar y comunicar los despidos de los funcionarios, que desde que llegó al poder superan los 30.
La mayoría de estos despidos han sido de hijos y nietos del expresidente salvadoreño Salvador Sánchez Cerén, del partido de izquierdas Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional, y a funcionarios ligados a él. También de familiares de otros políticos del partido, como Sigfrido Reyes, quien fuera presidente de la Asamblea Legislativa de El Salvador dese 2011 hasta 2015; Liduvina Magarín, Viceministra para los Salvadoreños en el Exterior, o la diputada Nidia Díaz.
Los mensajes comienzan con "Se le ordena", y a continuación, el nombre de la ministra o el ministro (con mención al perfil de Twitter incluida) que tiene que ejecutar el despido. Los políticos responden también a través de esta vía con mensajes como "ahorita mismo Presidente" o "su orden será ejecutada inmediatamente".
El mandatario, que cuenta con 790.000 seguidores, ya hizo gala de su gran nivel de manejo de las redes sociales durante la campaña, y aunque nadie se esperaba que fuese a ordenar despidos de manera online, muchos son los que celebran los mensajes, al encontrar que el presidente está siendo "transparente" en su mandato.
Pero la red social no le sirve solo al mandatario para gestar despidos. Tras asumir el cargo, Maria Chichilco, Primera Ministra de Desarrollo Local, le comunicó a Bukele que 18 niños habían fallecido porque dos municipios estaban incomunicados y era difícil llegar hasta el hospital cercano.
A través de Twitter, el presidente le respondió que había ordenado construir un puente entre las dos villas y que en 72 horas comenzarían las obras. Incluso, adjuntó la imagen de un boceto de lo que será el resultado final.