La Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos ha reabierto al tráfico el paso fronterizo de San Ysidro que comunica San Diego, en California, con Tijuana, en México, tras varias horas de cierre.

Este domingo, un grupo de unos 500 migrantes intentó cruzar de forma ilegal la frontera con Estados Unidos a través del paso fronterizo de El Chaparral, en Tijuana, según ha informado la Secretaría de Gobernación mexicana, que ha asegurado que deportará a aquellos que intentaron entrar en territorio estadounidense "de forma violenta".

Un grupo de migrantes de la caravana de centroamericanos radicada en Tijuana desafió las autoridades al trepar el muro fronterizo con Estados Unidos en su afán por cruzar y pedir asilo, siendo recibidos con gases lacrimógenos por parte de la policía fronteriza estadounidense.

El domingo comenzó con una marcha aparentemente pacífica del albergue "Benito Juarez", donde miles de ellos se alojan en Tijuana, hacia la garita de El Chaparral, en la frontera de San Ysidro con Tijuana. No obstante, alrededor de una hora después del inicio de la caminata centenares de ellos rompieron un cerco policial y se dirigieron hacia dicha garita y hacia otros puntos fronterizos, donde se subieron al muro fronterizo.

Trump amenaza sobre la entrada de migrantes a EEUU

Durante varias horas, grupos de migrantes permanecieron en distintos puntos de la línea entre Tijuana, también en el municipio Mexicali, con Estados Unidos, mientras que la Casa Blanca ordenó cerrar el puerto fronterizo de San Ysidro, entre San Diego y Tijuana (México), uno de los más transitados del mundo. "Se pararon unos amigos que iban a tirarse (del muro). Y nos tiraron una bomba y un americano nos hacía señas que nos iba a matar", indicó Alexis, un migrante hondureño integrante de la caravana. En una entrevista televisiva, el ministro de Gobernación, Alfonso Navarrete, indicó hoy que aquellos que hayan participado en estos hechos "violentos" serán deportados de forma "inmediata".

Aseguró que un grupo de alborotadores dentro del contingente convenció a más migrantes, muchos de ellos mujeres y niños, a actuar ilegalmente al querer trepar el muro y cruzar la frontera. Afortunadamente, prosiguió, no se registraron heridos graves ni muertes, pese a una respuesta "muy agresiva" del gobierno estadounidense, y anunció que se reforzará con fuerzas federales la frontera.

Por su parte, el dirigente de la ONG Pueblo Sin Fronteras, Irineo Mujica, aseguró que el propósito original de la marcha era pedir a Estados Unidos que agilice los trámites de asilo. Horas después del inicio del altercado, la mayoría de migrantes regresaron a los distintos puntos donde están siendo acogidos desde que llegaran, al menos unos 4.700 de ellos, a Tijuana.

Resta por conocer el coste político de esta acción de los migrantes, especialmente en la difícil relación bilateral existente entre México y Estados Unidos. Este mismo domingo, horas antes del amago de entrada a Estados Unidos, el jefe de la Casa Blanca, Donald Trump, pidió a México ser "muy inteligente" y frenar a las caravanas de migrantes antes de que estas alcanzaran la frontera entre ambos países, después de criticar su gestión migratoria.

Según datos del Departamento de Seguridad Nacional (DHS) de Estados Unidos, unos 7.000 migrantes aguardan en estos momentos al otro lado de la frontera, principalmente en Tijuana y Mexicali, a poder presentar su solicitud de asilo. El Instituto Nacional de Migración (INM) de México informó que desde que inició el fenómeno de las caravanas migratorias 1.900 personas han regresado a su país voluntariamente.

El eurodiputado del partid político español Podemos Miguel Urbán, que concluye una visita a México para conocer este fenómeno migratorio, calificó la situación de "crisis humanitaria" y consideró que Europa tiene que asumir parte de la culpa, pues tiene políticas comerciales abusivas con países de Centroamérica.

Además, la situación será una patata caliente para el futuro gobierno de Andrés Manuel López Obrador, que asume la Presidencia el próximo 1 de diciembre. "El gobierno entrante tendrá retos políticos importantes que asumir en la cuestión migratoria, y uno de los más importantes será desvincularlo de la seguridad nacional e interna e ir en contra de las dinámicas de militarización de Estados Unidos", agregó.

En tanto sigue aumentando la presión en la frontera, hoy una encuesta del periódico El Universal revelaba un creciente rechazo de los mexicanos hacia el fenómeno migratorio, pues el 73,1% consideró que la presencia de indocumentados en su comunidad aumentaría la delincuencia o quitaría trabajo a los mexicanos.