Polonia, tras el referéndum irlandés, se mantiene como el mayor país de la UE donde es más difícil abortar, con un Gobierno que tiene muy presente la opinión de la iglesia y que se resiste a sucumbir a la secularización.

Un 66 % de irlandeses votó a favor de legalizar el aborto, con lo que se constató la pérdida de influencia de la iglesia católica en ese país, mientras el Gobierno polaco, en manos del conservador Ley y Justicia (PiS), estudia endurecer su ley al respecto, una de las más restrictivas ya de la Unión Europea.

Multitudinaria manifestación contra la prohibición del aborto en Polinia

"Nos gustaría que Polonia siguiese el ejemplo de Irlanda, aunque, mientras gobierne el país el PiS, eso parece algo muy lejano", reconoció la abogada y activista proaborto Karolina Wiekiewicz. En Polonia, el proceso de secularización que vive el continente se deja ver con menor intensidad y la Iglesia católica está muy presente en la vida diaria y la política, especialmente tras la victoria por mayoría absoluta del PiS en las elecciones de 2015.

Esta formación, que se define como adalid de los valores católicos, ha propuesto cambiar la legislación para restringir los supuestos en los que está permitida la interrupción del embarazo, siguiendo una iniciativa popular que recogió cerca de un millón de firmas. El objetivo de esta propuesta, que analiza ahora una comisión parlamentaria, es prohibir el aborto eugenésico, el ligado a malformaciones o enfermedades en el feto.

"El elevado número de firmas y el apoyo popular que logramos reunir evidencian que la sociedad polaca es contraria al aborto", afirmó la responsable de la organización provida Fundación de la Vida y la Familia, Kaja Godek. La ley polaca solo permite el aborto en tres supuestos: en caso de violación o incesto, cuando exista riesgo para la salud de la madre o cuando el feto presente deformaciones o enfermedad.

Los activistas provida quieren eliminar esta última excepción y recuerdan que los casos de deformaciones en el feto son la razón de un 96% de todos los abortos legales practicados en Polonia. No obstante, según denuncian las activistas a favor de ampliar el derecho al aborto, en la práctica no siempre se permite la interrupción del embarazo bajo estos supuestos porque en ocasiones los médicos se niegan o intentan persuadir a las mujeres para que no lo hagan.

Irlanda vota la despenalización del aborto

Los datos oficiales indican que en Polonia se practican unos mil abortos al año, aunque organizaciones como la Federación para la Mujer y la Planificación Familiar, dedicada a ayudar a las mujeres a interrumpir su embarazo dentro de la ley, creen que la cifra real podría alcanzar los 150.000 casos.

Una reciente encuesta del instituto IBiR reveló que un 56 % de los polacos cree que la legislación sobre el aborto no debería modificarse, mientras que un 9 % es partidario de su endurecimiento. En medio de este debate, el líder del PiS, Jaroslaw Kaczynski, defendió meses atrás la necesidad de impedir el aborto en los supuestos de grave malformación del feto, incluso cuando se sabe que el bebé morirá al nacer, "de manera que el niño pueda ser bautizado, enterrado y tener un nombre".

Declaraciones como esta y los intentos parlamentarios del PiS de endurecer la ley han provocado las protestas de miles de mujeres en Polonia, como las masivas movilizaciones de octubre de 2017. Hasta ahora, las protestas han tenido éxito y han logrado paralizar los intentos para endurecer la normativa, aunque desde organizaciones como la Federación para la Mujer y la Planificación Familiar creen que PiS volverá a intentarlo. Por su parte, la Iglesia católica polaca, al margen del impulso reformista del papa Francisco, respalda sin fisuras al PiS en la cuestión del aborto y también en su negativa a acoger refugiados.