Netanyahu reconoció anoche que "después de la guerra", todos tendrán que "responder a preguntas difíciles", algo en lo que se incluyó. Sin embargo, apenas una hora más tarde, cargó contra los jefes del servicio de la Inteligencia por los fallos de seguridad del 7 de octubre en Twitter, aunque las críticas del líder de la oposición y de miembros de su propio gobierno le han obligado a borrarlo y a pedir disculpas: "Me he equivocado; las cosas que dije después de la conferencia de prensa no debería haberlas dicho, y pido disculpas por ello", ha expresado.
Esta es su mayor crisis desde el ataque de Hamás, y llega cuando promete a sus ciudadanos una guerra por la supervivencia: "La guerra dentro de la Franja de Gaza será difícil y larga, y estamos preparados para ello", ha asegurado el líder israelí, quien promete la destrucción de Hamás con una cita bíblica que pronostica una venganza terrible.
"Debéis recordar lo que Amalek os ha hecho, dice nuestra Santa Biblia: ataca a los amalecitas y destruye totalmente todo lo que les pertenece; no los perdones; mata a hombres y mujeres, niños y bebés, vacas y ovejas, camellos y asnos", ha manifestado Netanyahu.
El primer ministro de Israel tampoco se olvida de los rehenes, cuyos familiares le pidieron este sábado que acepte canjearlos por presos palestinos: "Agotaremos todas las posibilidades para devolver a nuestros hermanos y hermanas secuestrados a sus familias", ha asegurado. "¿Hasta cuándo continuaremos con este derramamiento de sangre?", se ha preguntado, por su parte, Reoma Quedem, madre de una víctima.
Tres semanas después del atentado, la oposición a la guerra ya se refleja en las calles, mientras la popularidad de Netanyahu está en sus horas más bajas.