Portugal afronta desde este lunes y por tiempo indefinido una nueva huelga de los transportistas de mercancías peligrosas que, a pesar de las medidas tomadas los últimos días para prepara al país, tendrá efectos sobre el abastecimiento de combustible. El paro llega en medio de las vacaciones de verano y cuatro meses después de la anterior huelga en el sector, que provocó problemas de abastecimiento en los aeropuertos y el transporte público, y dejó gasolineras secas por todo el país. Tras meses de negociaciones que no llegaron a buen puerto, las organizaciones convocantes -el Sindicato Nacional de Transportistas de Mercancías Peligrosas y el Sindicato Independiente de los Transportistas de Mercancías- decidieron en sendos plenos mantener la paralización.
Los sindicatos exigen que la patronal del sector, Antram, cumpla el acuerdo firmado tras el anterior paro, que reconoce aumentos salariales para los transportistas. Ante la perspectiva de que la huelga no se desconvocase, el Gobierno portugués ha puesto en marcha varias medidas para mitigar los efectos de la paralización y evitar que se repita el caos vivido en abril. "La huelga no dejará de afectar al día a día de los portugueses", reconoció el sábado el primer ministro, el socialista António Costa, que habla a la prensa tras un gabinete de crisis con varios miembros de su Ejecutivo para coordinar la respuesta a la situación.
El país tiene reservas de combustible para tres meses, según el Gobierno, pero el problema estará en su transporte hasta los puestos de abastecimiento. Por ello, estableció servicios mínimos del 100 % para prioritarios -como aeropuertos, puertos, servicios de seguridad, bomberos y emergencias médicas-, del 75 % para transporte público y del 50 % para el suministro general de ciudadanos. Además, el país se encuentra desde la medianoche del viernes al sábado en alerta por emergencia social, una situación que permite preparar durante el fin de semana la red de puestos de abastecimiento de emergencias.
En caso de que los servicios mínimos no se cumplan, se ha preparado a agentes de las fuerzas de seguridad y militares para que conduzcan los camiones cisterna y el Gobierno no descarta tampoco tener que intervenir legalmente la huelga si fuese necesario para asegurar el funcionamiento de los servicios esenciales. Costa realizó en la mañana de este domingo una ronda operativa con el sector energético y de seguridad para calibrar la capacidad de respuesta a la huelga, que provocó desde el jueves colas en algunas gasolineras para llenar el depósito con antelación.
Esto ha generado un aumento del 100% en la venta de combustible respecto al mismo periodo del año pasado, según datos de la Entidad Nacional para el Sector Energético (ENSE). Por ello, Costa consideró que probablemente "la generalidad de los consumidores" no tendrá que repostar en los próximos días, porque ya tienen los depósitos llenos. También está aumentando la afluencia de portugueses a gasolineras españolas al otro lado de la frontera, donde además el precio del combustible es más barato. La huelga de los transportistas está convocada por periodo indefinido, por lo que, si no es desconvocada, la situación de emergencia energética se extenderá al menos hasta el 21 de agosto, según decretó el Ejecutivo.