Acuerdo entre el Gobierno de Pakistán y los islamistas para pedir ante la Justicia que la cristiana Asia Bibi, absuelta de una acusación de blasfemia, no pueda abandonar el país mientras se revisa el caso, algo que sí ha hecho su abogado.

El abogado de la mujer, Saif-ul-Malook, abandonó Pakistán temiendo por su vida. El Gobierno paquistaní se comprometió a dejar el paso libre para que los islamistas soliciten ante la Justicia la prohibición de salida del país de Asia Bibi mientras el Supremo estudia un recurso contra su absolución.

Asia Bibi, la cristiana encarcelada por blasfemia, no podrá abandonar Pakistán a pesar de que los radicales islamistas piden su ejecución cuando salga de prisión

En el acuerdo, que se desglosa en cinco puntos consensuados por el TLP y el Ejecutivo, las autoridades se comprometieron además a la liberación de todos los arrestados en las protestas que en los tres últimos días han casi paralizado el país, con muchas carreteras cortadas y colegios cerrados.

El Supremo absolvió a Asia Bibi y anuló una condena de muerte por blasfemia con el argumento de que observaron "graves contradicciones" y constataron "mentiras" en el testimonio de las dos mujeres que la denunciaron.

Casi inmediatamente después de la decisión judicial, los islamistas se echaron a las calles de todo el país. Ante esta situación, el Gobierno de Imran Khan decidió entablar negociaciones con el TLP, un día después de advertir a los islamistas de que no se enfrentaran al Estado.

Asia Bibi, madre de cinco hijos, fue denunciada en 2009 por dos mujeres por supuestamente insultar al profeta Mahoma, un tribunal la condenó a muerte en 2010 y cuatro años después perdió una apelación en el Tribunal Superior de Lahore.

La dura ley antiblasfemia paquistaní fue establecida en la época colonial británica para evitar choques religiosos, pero en la década de 1980 varias reformas auspiciadas por el entonces dictador, Mohamed Zia-ul-Haq, favorecieron el abuso de esta norma. Desde entonces, se han producido un millar de acusaciones por blasfemia, que en Pakistán puede llevar aparejada la pena capital, si bien nunca se ha ejecutado a nadie por tal delito.