El papel que están jugando los hutíes en el mar Rojo es el de atacar y asaltar buques vinculados a Israel, e incluso convertirlos en atracción turística. Se trata, tal y como explica Óscar Vara, profesor de Teoría económica en la Universidad Autónoma de Madrid, de "un movimiento antiimperialista, opuesto a Israel que, dentro de sus posibilidades militares, que son muy amplias, trata de intervenir en el conflicto que ahora mismo se está produciendo en Palestina".
El grupo yemení controla el estrecho de Bab el-Mandeb, el nexo entre el océano Índico y el mar Rojo, lo que supone un punto clave en el comercio mundial. En este sentido, Mar Gámez, abogada experta en Derecho Mercantil Internacional y CEO de RRYP, explica que "este estrecho es de crucial importancia", ya que "se encuentra en una zona geopolítica en la que están las principales potencias, ya sean China, Estados Unidos o incluso Japón". "Si seguimos con estos ataques, muchos se lo van a pensar dos veces, y se puede parar el tráfico de petróleo", advierte la experta.
Por allí circulan nueve millones de barriles de petróleo a diario en su camino hacia Europa, y mueve el 30% del tráfico internacional de contenedores. Óscar Vara señala al respecto que "pasa el 12% del PIB Mundial". "El viaje aproximadamente es de 30 días por mar. Si hubiera que desviar el tráfico marítimo pasando por el cabo de Buena Esperanza, deberíamos añadir un mes más, por lo tanto, se duplicarían los costes", alerta.
"¿De qué depende que ocurra esto?", se pregunta, por su parte, Mar Gámez, quien responde que "de que siga escalando el conflicto". "Por un lado, el conflicto palestino-israelí y, por otro, la respuesta Estados Unidos y Arabia Saudí a los hutíes, subraya la abogada.
El resultado sería un encarecimiento del petróleo, con dos claros favorecidos: "Irán claramente tiene intereses directos en esa cuestión, y sabemos que está detrás de Hamás, que está detrás de Hezbolá y está también detrás de los hutíes; por otra parte, si el tráfico sur-norte se ve interrumpido, pero no el tráfico norte-sur, los rusos también salen beneficiados, porque desde el año 2022, una de las rutas preferentes de exportación de los rusos hacia Asia de los rusos pasa por ahí", explica Óscar Vara.
Si esto finalmente ocurriera, el precio del crudo podría dispararse, según estimaciones, entre 50 y 70 dólares más por barril.