En las últimas 24 horas un millar de refugiados de Oriente Próximo han llegado a las islas griegas. La avalancha se ha producido tras el anuncio del presidente turco, Tayyip Erdogan, de no contener más refugiados en sus fronteras. Erdogan ha advertido a los países europeos de que tendrán que "compartir la carga" de los más de 3,7 millones de refugiados sirios que se encuentran en su país.
La decisión del mandatario turco se ha producido a causa, ha dicho, de que la Unión Europea no haya cumplido el acuerdo alcanzado en 2016 para el cierre de la frontera a cambio de ayuda económica. Su actitud que ha sido reprochada por la presidenta de la Comisión Europea, Úrsula Von der Leyen, quien ha recordado a Turquía que abrir las frontera no es la solución a la crisis de Siria.
Por su parte, el primer ministro griego, Kyiriakos Mitsotakis, respondió a la medida turca anunciando la suspensión durante un mes de la tramitación de peticiones de asilo como medida de "disuasión" ante la decisión de Turquía.
Este hecho ha sido criticado por ACNUR, que les recuerda que pese a que todos los países tienen el derecho a controlar el acceso a sus territorios, ha advertido a las autoridades griegas de que no pueden paralizar el sistema de asilo. "En estas situaciones es importante que las autoridades se abstengan de cualquier medida que pueda aumentar el sufrimiento de personas vulnerables", ha señalado la agencia en un comunicado.
Una muestra de la encrucijada en la que se encuentran los refugiados, las personas más vulnerables de este conflicto, se encuentra en el vídeo principal que acompaña esta noticia. En él, se puede ver cómo miles de refugiados se encuentran entre la Policía griega, que les impide atravesar la frontera con bombas lacrimógenas; y la turca, que les empuja a hacerlo.
Así, miles de refugiados sirios se agolpan en frontera turco-griega y algunos, desesperados, incluso se lanzan al río para intentar llegar a suelo heleno mientras el Gobierno del país asegura que devolverá a todos aquellos que alcancen su territorio.
Otros optan por llegar a Lesbos en patera. Ha sido precisamente mediante esta fórmula como un niño ha muerto ahogado al volcar un bote con 48 refugiados durante la mañana de este mismo martes. Tras rescatarlo, ha sido evacuado inconsciente al hospital, donde solo han podido certificar su muerte.
Horas antes del terrible suceso, en Lesbos ocho voluntarios de la ONG española 'Zaporeak' habían sufrido un ataque de un grupo de ultraderecha. "Vienen a por nosotros con palos. Los que estaban produciendo estos ataques eran griegos de ultraderecha", ha explicado la coordinadora de la organización no gubernamental, Malen Garmendia. Estos grupos radicales no sólo agreden a cooperantes, sino también a periodistas y a todo aquel ciudadano que se precie a ayudar a los migrantes.