Algunos testigos del ataque narraron que primero se produjo una explosión, a la que le siguieron otras tres detonaciones.
El área del ataque, cercana a la embajada de Irak y a una comisaría, se halla también a unos pocos cientos de metros de la antigua sede del Ministerio afgano de Interior, que sigue alojando a funcionarios de esta cartera, y de un complejo de Naciones Unidas.
Ningún grupo insurgente ha reivindicado todavía la autoría del ataque.
Este atentado se produce justo una semana después de que los talibanes detonaran un vehículo cargado de explosivos contra funcionarios del Gobierno afgano en Kabul, que causó la muerte de 31 civiles y heridas a alrededor de 40.