Los ataques de Rusia van más allá del frente y se centran también en la cultura ucraniana. Ya son 172 bibliotecas y alrededor de 200 millones de libros los que han destruido. Los ataques aéreos contra la industria de la cultura se centran principalmente en Jarkiv, porque allí se encuentra el 90% de las imprentas del país.

Hace tan solo un mes, un misil ruso acabó con la principal imprenta de Ucrania, Factor Druk, donde siete personas murieron. En ese momento, Tetiana Hryniuk, directora general de Factor Druk, se encontraba dentro del edificio. Cuenta que, "los periodistas que estuvieron aquí vieron que aquí se hacían libros, que no hacíamos nada más que libros, pero en los medios rusos decían que había drones aunque no hay evidencias".

El presidente de Ucrania, Volodímir Zelensky, fue uno de los primeros en visitar la icónica empresa ya reducida a cenizas donde miles de libros están destrozados por misiles rusos. De hecho, los más afectados son los infantiles y hay campañas en redes que, con nostalgia, tratan de recuperar la cultura de los más pequeños.

Y es que, tras la invasión rusa, Ucrania dejó de publicar libros en ruso. Ahora, los ucranianos recolectan algunos ejemplares antiguos rusos para venderlos como papel desechable y con ese dinero financiar a su ejército como particular venganza contra los ataques del Kremlin.