El fallecido expresidente de Perú Alan García, que se suicidó antes de ser detenido por la Policía, dejó una nota en la que defendió su inocencia y dijo que dejaba su cadáver "como muestra de desprecio" hacia sus adversarios.
En la carta, que ha sido leída por una de sus hijas durante el velatorio en la Casa del Pueblo, García resaltó: "Cumplido mi deber en la política y en las obras hechas para el pueblo, alcanzadas las metas que otros países o gobiernos no han logrado, no tengo por qué aceptar vejámenes".
"He visto a otros desfilar esposados, guardando su miserable existencia. Pero Alan García no tiene por qué sufrir esas injusticias y circos, por eso le dejo a mis hijos la dignidad de mis decisiones, a mis compañeros una señal de orgullo, y mi cadáver como una muestra de mi desprecio hacia mis adversarios porque ya cumplí la misión que me impuse", manifestó.
Así, defendió haber "cumplido la misión de conducir al 'aprismo' al poder en dos ocasiones e impulsar otra vez su fuerza social". "Creo que esa fue la misión de mi existencia, teniendo raíces en la sangre de este movimiento", apunta la carta.
"Por eso, y por los contratiempos del poder, nuestros adversarios optaron por la estrategia de criminalizarme durante más de 30 años, pero jamás encontraron nada y los derroté nuevamente, porque nunca encontraran más que sus especulaciones y frustraciones", resalta.
"En este tiempo de rumores y odios repetidos, que la mayoría creen verdad, he visto como se utilizan los procedimientos para humillar o vejar y no para encontrar verdades", recoge la misiva, cuyo contenido ha sido publicado por la agencia estatal peruana de noticias, Andina.
En este sentido, el exmandatario puntualizó que "por muchos años" estuvo "por sobre los insultos" y se defendió de las acusaciones. "El homenaje de mis enemigos fue argumentar que Alan García era suficientemente inteligente como para que ellos no pudieran probar sus calumnias", agregó.
"No hubo ni habrá cuentas, ni sobornos, ni riquezas. La historia tiene más valor que cualquier riqueza material. Nunca podría haber precio suficiente para quebrar mi orgullo de aprista y de peruano. Por eso repetí: otros se venden, yo no", remachó.
La muerte de García ha conmocionado al país, que lo vio convertirse en uno de los presidentes más jóvenes del mundo cuando éste tenía 36 años. Fuentes del partido han indicado que se ha pedido que ningún representante del Gobierno del presidente, Martín Vizcarra, acuda a la vigilia.