Los médicos, enfermeros y otros profesionales de la Sanidad italiana viven una oleada de violencia sin precedentes en la última década, con ataques de extrema peligrosidad, como el ocurrido esta semana en un hospital de Foggia (sur), cuyo personal tuvo que atrincherarse en una sala para huir de los familiares de una joven fallecida.
"Queremos la presencia del ejército en los hospitales y pedimos la convocatoria del Comité de Orden Público y Seguridad", exige Antonio De Palma, presidente nacional del sindicato de enfermería Nursing Up, que revela que "nunca se había registrado, en los últimos 10 años, una escalada de violencia tan brutal y exasperante".
Sólo en el mes de agosto, "hemos calculado 34 episodios de violencia, física y psicológica, ¡durante 31 días! Es indispensable la reorganización de los puestos fijos de las fuerzas del orden por parte del Ministerio del Interior" pues "hasta hoy en día, en ninguna instalación sanitaria hay agentes de policía en horario nocturno", señaló en un comunicado.
Uno de esos ataques tuvo lugar el pasado miércoles, cuando parte del personal del hospital Riuniti de Foggia tuvo que atrincherarse en una habitación, después de que cerca de 50 familiares y amigos de una joven fallecida durante una operación entraran en un quirófano para agredirles.
El vídeo del suceso, en el que se ve a los trabajadores sanitarios bloquear la puerta de la sala con escritorios y cajoneras, mientras algunos sangran, se hizo viral de inmediato en las redes sociales.
La fiscalía ha abierto una investigación después de que médicos y enfermeros asegurasen que habían temido por sus vidas y que recibieron "amenazas de muerte", mientras el subsecretario de Sanidad viajó a Foggia para prometer una mayor presencia del Estado y el endurecimiento de las penas a los agresores, según los medios locales.
"La violencia contra los trabajadores sanitarios es inaceptable. Las últimas imágenes que llegan de Foggia están más allá de los límites. Necesitamos una reacción unida de todas las fuerzas políticas y sociales en defensa de quienes trabajan cada día en el Servicio Nacional de Salud", dijo la Federación Italiana de Médicos Generales.
La investigación de Nursing Up revela que "en ningún hospital italiano, después de la medianoche, se garantiza hoy la presencia de policías y solo, en algunos casos, de patrullas nocturnas externas de vigilantes, abandonando por completo a los profesionales sanitarios en el horario potencialmente más crítico", explicó su presidente en la nota.
El sindicato propone que las zonas más delicadas de las urgencias se cierren al acceso exterior, "creando una clara separación entre las salas de espera, con los familiares, y las de tratamiento, del mismo modo que se podrían instalar detectores de metales porque no es posible que las armas entren en los hospitales".
"La puerta del hospital está siempre abierta, la única que los ciudadanos encuentran disponible las 24 horas del día. Somos el punto más expuesto", asegura Paola Caporaletti, directora de urgencias del Riuniti de Foggia, en una entrevista en 'Il Messaggero', donde pide "una alianza" entre el personal y los pacientes porque "quien ataca a un médico, se ataca a sí mismo".