Reunión anual de la Asamblea General de Naciones Unidas, una cita en la que decenas de jefes de Estado y de Gobierno se reúnen una vez al año.

Llega el turno de El Salvador, y su presidente,Nayib Bukele se hace un selfie antes de arrancar su discurso.

Tras llegar al estrado, Bukele saca el móvil, saca levemente la punta de la lengua, sonríe y listo: el selfie de un presidente en el púlpito de Naciones Unidas.

"Estar aquí ante ustedes en esta Asamblea General número 74 es un privilegio y un honor que quise compartir con el mundo (...) Espero que haya salido bien", dijo desde la tribuna después de hacerse el autorretrato.

Tras un gesto alabado por unos y tachado de frívolo por otros, el presidente de El Salvador, que en su reunión con Donald Trump dijo que ambos son simpáticos y "guays", que usan mucho Twitter y que se llevan bien, construyó su discurso sobre el selfie que se acababa de hacer.

"El nuevo mundo ya no está en esta Asamblea General, sino en el lugar a donde irá esta foto, a la red más grande del mundo, donde miles de millones de personas están conectadas prácticamente todo el tiempo y casi en todas las facetas de la vida", apuntó.

"Aunque no lo queramos aceptar, la red cada día se vuelve más el mundo real y este formato de Asamblea se vuelve cada vez más obsoleto", añadió desde la tribuna.

Bukele, que acudió a la reunión acompañado de su mujer y su hija, también aseguró en su discurso que los dispositivos móviles son "el futuro de la Asamblea General" y pidió que se le dé la "oportunidad a la juventud del mundo de proponer nuevas ideas" y soluciones al hambre, cambio climático, pobreza y enfermedades.

Bukele, el presidente que despide a golpe de tuit

El amor y devoción de Bukele por las redes sociales no es nuevo. Cuenta con más de un millón de seguidores en su perfil de Twitter, red social que ha incorporado a su forma de hacer política.

De hecho, desde que asumió su cargo a principios de junio ha ordenado despedir a más de 30 funcionarios a través de Twitter.

Los mensajes comenzaban con un "Se le ordena", y a continuación, el nombre de la ministra o el ministro (con mención a su perfil de Twitter) que tiene que ejecutar el despido. Por su parte, los políticos le respondían a través de esta vía con mensajes como "ahorita mismo Presidente".