El Servicio Secreto ha reconocido que negó a Donald Trump un aumento de la seguridad antes del atentado que sufrió. Una información que llega a 24 horas de la comparecencia en el Congreso de la directora del Servicio Secreto, Kimberly Cheatle, que tendrá que explicar los fallos de seguridad que permitieron el atentado.

Unos fallos de seguridad que no se le comunicaron en ningún momento a Trump, como ha reconocido a una pregunta de 'Fox News': "No. Nadie me lo dijo (que no subiera al escenario). Nadie dijo que había un problema y que podríamos haber esperado 15 minutos. Creo que fue un error".

Porque una semana después son muchas las incógnitas todavía por resolver y que cada vez es más evidente que los fallos en la seguridad permitieron a Crooks actuar. "En un tipo de acto como este falló la prevención y la detección, pero sobre todo la coordinación y comunicación", señala Juan Manuel Hueso, criminólogo y director de seguridad.

Una hora antes del mitin, el joven de 20 años es captado allí por una cámara merodeando solo y sin una dirección concreta. Una zona sensible en la que, según la cadena 'NBC', llegó a estar también el día anterior y donde, según 'CNN', llegó a volar un dron el día del tiroteo.

Y, a diez minutos de comenzar el acto, los tiradores de élite ya habían sido informados de la existencia del sospechoso. Pero, a pesar de los avisos, nadie evita que a las seis y dos minutos, Trump suba al escenario en el que van a intentar asesinarlo. Siete minutos después del comienzo, con Trump ya hablando, varios testigos se percatan.

"Hay alguien encima del tejado, mira. Está tumbado ¿lo ves?", indica un testigo. Dan la voz de alarma e incluso un agente intenta llegar a Crooks sin éxito: "¡Policía! ¡Tiene un arma! ¡Tiene un arma!". Y a las seis y doce minutos, intentan asesinar al expresidente.

Los tiradores de élite, ahora sí, actúan pero a Crooks le ha dado tiempo a disparar hasta tres veces alcanzando en la oreja a Trump que se libra por un leve movimiento de cabeza.