La invasión de Rusia a Ucrania ha elevado la tensión de forma exponencial en todo el mundo y los viejos miedos a una Tercera Guerra Mundial. Miedos que en las últimas horas se han visto también refrendados por algunas declaraciones políticas como la del ministro de Exteriores ruso. Sergei Lavrov, ha mencionado por primera vez tres palabras que han hecho saltar las alarmas. "Tercera Guerra Mundial". Lavrov lo ha hecho en condicional, como posibilidad de que llegue a producirse, algo que según el político ruso involucraría "armas nucleares" y "sería destructiva".
El periodista ruso Dmitri Murátov, premio Nobel de la Paz 2021, ha pedido hoy mismo "un alto el fuego incondicional y una tregua" y afirma que "existe la amenaza real de una guerra nuclear".
El periodista recuerda que, en la Asamblea Federal rusa, que reúne a las Cámaras baja y alta, se presentó recientemente "un vídeo interesante sobre cómo se lanzaban misiles contra los Estados Unidos". "Ahora, considerar la posibilidad de una guerra nuclear se está convirtiendo en algo muy habitual. Se habla de ello en las emisoras, en los canales de televisión. Y a mí esto me parece extremadamente preocupante", sentencia.
Así, la pregunta está sobre la mesa. ¿Qué pasaría si se detona una bomba nuclear? ¿Cuáles serían sus consecuencias? La respuesta no es sencilla ya que intervienen muchos factores como la potencia de la propia bomba, si se detona en tierra o en el aire y la zona concreta en la que explosione.
Sin embargo, existe ya un simulador en el que se puede comprobar de manera muy realista cuáles serían los efectos de una bomba nuclear. En el caso por ejemplo de la capital de Ucrania, si se detonara en superficie en Kiev una bomba nuclear con una potencia de 300 kilotones las consecuencias serían devastadoras. La imagen bajo estas líneas lo muestra. Y aquí puedes comprobar en el simulador web gratuito los efectos.
Pero no sólo se pueden comprobar los efectos de una bomba nuclear en Ucrania. El simulador permite marcar cualquier punto del globo terrestre. Además permite elegir, como si de un macabro juego se tratase, el tipo de bomba y el lugar donde se detona, en superficie o en el aire.
Si seleccionamos la capital de España, vemos cómo en Madrid afectaría la bola de fuego, el calor emitido, la onda de choque y la radiación. En resumen: cientos de miles de muertos y una situación ficticia a la que ojalá nunca se llegue.
Más allá del miedo y del morbo que este simulador puede suscitar, sus propios creadores defienden mostrar los efectos devastadores de las armas nucleares y el riesgo que afronta todo el planeta para no volver a repetir situaciones del pasado y que estas simulaciones sigan siendo sólo eso: una ficción.