Un infierno en la tierra, así define la ONU la situación en Guta oriental tras una semana de intensos bombardeos. Con Dáesh muy debilitado en Siria, Assad y sus aliados quieren aprovechar su situación de fortaleza.
"Tanto Rusia como Irán como el régimen siro tienen prisa por acabar la guerra y es indispensable acabar con la resistencia de este bastión", explica Ignacio Álvarez-Ossorio.
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Guta fue una de las primeras regiones en alzarse contra Assad y lleva asediada desde 2013. Hasta ahora, los grupos islamistas que la controlan resistían con apoyo de Arabia Saudí, Qatar y Turquía. Pero esos países están cerrando el grifo.
"Los países promotores de la oposición están asumiendo la derrota y cortando la ayuda", afirma Ignacio Álvarez-Ossorio, coordinador Oriente Medio Fundación Alternativas.
Y, como siempre, los que pagan el precio son los 400.000 civiles atrapados allí, casi sin alimentos y sin medicinas por el asedio. "La situación es alarmante. No habíamos visto nada igual durante toda la guerra", explica Loreba Bilbao, responsable de programas Médicos sin Fronteras en Siria.
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Porque en Guta, como en otros lugares de Siria, los hospitales no se salvan de los bombardeos. Algunos centros sanitarios han empezado a operar en sótanos. Mientras, en la ONU, Rusia sigue bloqueando una tregua que permita evacuar a los heridos y la entrada de convoyes humanitarios.