A base de limones y carbón, así ha sobrevivido un jardinero brasileño que acabó en una isla desierta tras resbalarse de una roca en Grumari y caer al mar.
La corriente lo arrastró tres kilómetros mar adentro desde la playa donde se encontraba dando un paseo y acabó justo en frente, en isla de Palmas. "Vino una ola muy grande y salí rodando, me di en la cabeza", explica al recordar cómo acabó en ese lugar en el que permaneció seis noches y cinco días aislado, haciendo señales para que lo rescataran.
Magullado luchó por sobrevivir casi una semana. Tuvo que resistir a la lluvia e intentó varias veces regresar a la playa nadando sin éxito. "Me comí los limones con piel y todo", ha reconocido, y es que en la isla solo había esto y carbón para alimentarse.
Nelson Ribeiro, de unos 50 años, no sabe cómo pudo sobrevivir en esta isla desierta en Río de Janeiro. "Hace mucho frío, no hay agua... Cayó un poco de lluvia, metí la mano en las gotas y la recogí, para mojarme la boca. Tenía mucha sed. La noche pasó tan rápido que no podía creerlo", ha indicado Nelson sobre la primera noche que durmió en la isla.
Al no conseguir regresar nadando, decidió construir con bambú una bandera que, junto con una manta que encontró, la utilizó para hacer señas y así ser visto.
Justo cuando comenzaba a perder la esperanza un grupo de surfistas que se encontraban cerca le vieron. Un helicóptero lo rescató poco después. Ahora, este jardinero convertido en náufrago se sigue recuperando de las heridas en casa junto a su familia.