El presidente de Brasil, Michel Temer, arremetió contra uno de los empresarios que le acusa de corrupción y cuestionó la validez de la grabación "fraudulenta" que le mantiene contra las cuerdas.
Temer insistió en su inocencia y pidió al Supremo la suspensión de la investigación abierta contra él por los supuestos delitos de corrupción y obstrucción a la Justicia.
El instructor del caso Petrobras en el Supremo, Edson Fachin, decidió enviar al pleno de la máxima corte el análisis de la solicitud realizada por Temer y podría ser votado el próximo miércoles por los jueces del tribunal.
La investigación fue solicitada por la Fiscalía y tiene como base la confesión realizada por uno de los dueños de la empresa cárnica JBS, Joesley Batista, quien proporcionó como prueba la grabación de una conversación que implica a Temer.
Peritos contratados por medios locales afirmaron que la grabación fue editada antes de ser entregada a la Fiscalía, aunque la parte más polémica, en la que supuestamente da aval para comprar el silencio de un diputado preso, no habría sido modificada.
Temer insistió en que no cometió ningún delito, que "nunca compró el silencio de nadie" y no obstruyó a la Justicia, como apunta la Fiscalía, y lamentó los "días de incertidumbre que vive Brasil".
La presión contra Temer ha sido creciente y el diario O Globo, el mayor periódico de Brasil, pidió abiertamente en una editorial la salida del jefe de Estado, a quien Batista acusa de recibir sobornos desde 2010.
Para Temer, el dueño de JBS cometió el "crimen perfecto", "engañó a los brasileños" y ahora "vive en Estados Unidos".
En una entrevista publicada por O Estado de Sao Paulo, Temer dijo que fue víctima de un plan armado por "bandidos que saquearon el país" y "que quieren salir impunes".