Se cumplen 30 años del genocidio de Ruanda en el que murieron asesinadas 800.000 personas y 150.000 mujeres fueron violadas en menos de 100 días. Un genocidio perpetrado por los hutus sobre los tutsis, que comenzó en Ruanda y del que siguen abiertas las heridas hoy en día.
Patrick, perteneciente a la población hutu, por aquel entonces era cabo en el ejército de Ruanda, una época que quiere olvidar. Por lo que se ha retirado a un pequeño pueblo al norte del país. En su cabeza todavía resuena el sonido de la venganza: "Maté a las personas que se suponía que tenía que proteger y fui acusado de genocidio, pero ya estoy libre", dice.
En Ruanda se cometió uno de los genocidios más rápidos y crueles de la historia que se saldó con casi un millón de muertos tutsis y hutus moderados. Pero a esto no se llegó sólo por un avión derribado, sino que la semilla del odio se plantó mucho antes, tal y como recuerda Joan Hakolimana, testigo del genocidio: "De la noche a la mañana los belgas dijeron que los ruandeses se tenían que dividir entre hutus y tutsis".
Para Joan el peor momento fue cuando volvió a su pueblo, en su iglesia se escondían más de 10.000 refugiados a los que asesinaron en cuestión de dos días: "Los mataron a todos un miércoles. No se salvó ni uno", recuerda; y los únicos que podrían haber hecho algo decidieron marcharse.
30 años después de este genocidio, las heridas siguen abiertas y hay imágenes, como las que se muestran en este vídeo, que son difíciles de ver sin retirar la mirada. Imágenes demasiado duras y parecidas a muchas con las que convivimos a diario desde hace seis meses.