La primera ministra de Reino Unido, Theresa May, ha señalado a Rusia como responsable del ataque con gas nervioso contra el exespía Sergei Skipral y su hija y ha ordenado la expulsión de 23 diplomáticos rusos como medida de represalia, en un gesto inédito en décadas.
May, que ha dado una semana de plazo a estos diplomáticos para que abandonen Reino Unido, también ha puesto sobre la mesa un posible endurecimiento de las sanciones contra Rusia por violaciones de los Derechos Humanos. Asimimismo, ha apelado a la unidad de los países aliados para responder al caso del exespía.
La 'premier' cumple de esta forma sus amenazas después de que Skipral y su hija fuesen ingresados en estado crítico por una intoxicación con un agente químico en Salisbury. El incidente, ocurrido el 4 de marzo, llevaba para Londres el sello de Moscú, que no obstante se ha esforzado por desmarcarse del caso y considera las acusaciones parte de una campaña "rusófoba".