Pero la isla no está en venta
Tierras raras y el material clave para fabricar tecnología: los secretos de Groenlandia que la hacen tan deseada para Trump
Dispuesto a todo... Los secretos bajo su hielo hacen a Groenlandia un territorio de lo más deseado para Donald Trump, pero el gobierno de la isla afirma que no está en venta, aunque sí quiere una "cooperación sólida" con EEUU.
Groenlandia, la isla más grande del mundo, un inmenso territorio virgen habitado solo por 56.000 personas está en el punto de mira del nuevo presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump. En las últimas semanas ha manifestado en numerosas ocasiones que "necesitan" este territorio por "razones de seguridad nacional".
La isla de Groenlandia, cuyo gobierno es autónomo, depende del Reino de Dinamarca. Un país que asiste impotente a su pérdida, ya que también la ambiciona China y Rusia por los importantes minerales que se esconden bajo sus capas de hielo, como el oro, uranio y el cobre, aparte de un sin fin más de tierras raras.
El español Ramón Larramendi, que lleva 40 años explorando la isla -vive en ella gran parte del año- ha sido testigo de los estragos que ha causado el cambio climático a lo largo de los años. "Se ha adelantado muchísimo", ha destacado. Asisten a cómo "el glaciar
está perdiendo hielo por todos los lados y cada año aparece una nueva isla, una nueva montaña". "La banquisa también se ha reducido", ha añadido.
Todo eso perjudica los intereses de los inuits, la comunidad indígena, pero abre nuevos horizontes comerciales y geoestratégicos. El profesor Javier Arnaut, que también vive en Groenlandia todo año dedicado a la investigación de sus recursos naturales, así lo expresa: "Se espera que el derretimiento del permafrost genere la apertura de nuevas rutas marítimas y terrestres, y también el descubrimiento de nuevos recursos naturales o minerales críticos".
Según los expertos, Groenlandia es rica en las llamadas tierras raras, minerales fundamentales para fabricar tecnología, un mercado controlado por China. "Son complejos de explotar, son costosos y difíciles", ha destacado Ramón Larramendi, pero "precisamente el cambio climático los va a hacer más sencillos de explotar y accesibles".
Aunque el gobierno groenlandés afirma que la isla no está en venta. Su primer ministro, Múte Bourup Egede, ha manifestado que no quieren ser "parte de Estados Unidos", pero que quieren "una cooperación sólida" con ellos. El explorador Larramendi ha asegurado que "lo de la compra es imposible, pero sí es posible que haya una aproximación a Estados Unidos. Incluso diría que es inevitable".
Esto, de rebote, impulsa el viejo deseo independentista de los groenlandeses. "Donald Trump ha amplificado las voces que piden la independencia de Groenlandia", ha indicado Javier Arnaut que, aparte de profesor, es jefe del departamento de Ciencias Sociales del Ártico en la Universidad de Groenlandia.
Asimismo, el presidente de EEUU aspira a reforzar su presencia militar en la llamada ruta del norte, dominada por Rusia, a quien hace 150 años compró Alaska por un puñado de dólares.