Autoridades y vecinos de la isla de Lesbos recogieron y tiraron miles de chalecos salvavidas y botes hinchables, utilizados durante años por los migrantes que llegaban a sus costas, en el terreno en el que el Gobierno planea construir un centro cerrado para solicitantes de asilo.
El alcalde de Lesbos Occidental, Taxiarjis Verros, lanzó un llamamiento para recuperar estos testimonios de la crisis de refugiados como parte de las protestas contra el decreto ley aprobado esta semana por el Gobierno, que prevé la requisa de terrenos en Lesbos, Samos y Quíos para instalar los nuevos centros cerrados.
"Pueden usarlos para decorar el nuevo centro. Es obvio que una nueva cosecha también desembarcará aquí", resaltó Verros. Varios camiones y coches particulares descargaron la primera tanda de los 13.000 metros cúbicos de chalecos salvavidas que hasta ahora se acumulaban en una antigua zona de camping en el norte de la isla y que, con el tiempo, habían formado una especie de cementerio de colores vivos.
Según Verros, este vertedero estaba contaminando el subsuelo y el aire. Además, bloquearon durante horas varias carreteras dejando pasar tan sólo a pastores con sus rebaños, lo que impidió que los camiones del servicio de basuras municipal accedieran al vertedero.
Los isleños piden la descongestión inmediata de los campos ya existentes, el traslado de todos o, al menos, de la mayoría de los migrantes al territorio continental y no están dispuestos a aceptar bajo ningún concepto la creación de nuevas instalaciones.
Estas cinco islas, las más afectadas por las llegadas de migrantes y solicitantes de asilo por su cercanía a la costa turca, albergan a más de 40.000 migrantes en campamentos con una capacidad para sólo 6.000 personas.
Aunque los vecinos han presentado resistencia a la construcción de nuevos centros desde el principio, el Gobierno no piensa dar marcha atrás. El Ejecutivo conservador asegura que los nuevos centros cerrados sustituirán a los ya existentes y albergarán a un máximo de 20.000 personas.
Los demás serán devueltos a Turquía o trasladados al continente. El ministro de Migración, Notis Mitarakis, afirmó este fin de semana que la aceleración de los trámites de asilo ya es una realidad y que aquellos que entraron al país en 2020 están viendo sus solicitudes de asilo resueltas en un plazo de 24 días.
Los plazos necesarios para estudiar cada caso de forma individual, así como las decenas de miles de peticiones en poco tiempo congestionaron el sistema de asilo y algunas personas han llegado a esperar años para que se estudie y resuelva su solicitud. Los vecinos de las islas permanecen escépticos ante las declaraciones gubernamentales y planean continuar sus protestas. De hecho, Verros advirtió que los chalecos salvavidas y los bloqueos de carreteras "son sólo el principio".