Homicidio negligente

Tres años de cárcel para el expolicía que mató a tiros a un joven con problemas de salud mental en Colorado (Estados Unidos)

¿Qué pasó?
Andrew Buen disparó cinco veces a Christian Glass, de 22 años, que había pedido ayuda al 911 tras sufrir un episodio de angustia. La condena, inusual, pero considerada insuficiente, llega casi dos años después de los hechos.

Andrew Buen Vestido de naranja, con la voz entrecortada y lágrimas en los ojos
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Vestido de naranja, con la voz entrecortada y lágrimas en los ojos, Andrew Buen pidió perdón. Pero para la familia de Christian Glass, esas lágrimas llegan demasiado tarde. El expolicía de Colorado ha sido condenado a tres años de cárcel y a pagar 19 millones de euros por matar a tiros a un joven de 22 años que había pedido ayuda durante una crisis de salud mental.

La madrugada del 10 de junio de 2022, Christian Glass estaba atrapado en su coche tras sufrir un episodio de angustia en una carretera del condado de Clear Creek, en el estado de Colorado. Fue él mismo quien llamó al 911, pidiendo asistencia. "Estoy asustado", dijo al operador. No estaba armado ni mostraba agresividad. Sin embargo, la respuesta que recibió no fue sanitaria ni de apoyo psicológico, sino policial. Y terminó siendo letal.

Las imágenes de la cámara corporal de los agentes muestran cómo, tras más de una hora de tensión, Andrew Buen le ordena salir del vehículo. Ante la negativa del joven, visiblemente alterado, el agente le dispara con una pistola Taser. Cuando Glass intenta deshacerse de un cuchillo que llevaba consigo —lo lanza por la ventana como muestra de colaboración—, Buen abre fuego. Cinco disparos. El joven muere dentro del coche, solo y asustado, mientras pedía ayuda.

"Podemos sentarnos y hacer una lista de mil cosas que se podrían haber hecho mejor", reconoció el agente ante la jueza. Su voz se quebró al declarar que reza "todas las noches por ellos", en referencia a la familia de la víctima. Pero sus palabras no lograron conmover a unos padres que han luchado durante casi dos años para que el caso no quedara impune.

"No creemos en sus lágrimas. Solo creemos en los hechos. Nuestro hijo murió porque el sistema falló estrepitosamente", dijo la madre de Christian a la salida del tribunal.

La condena —tres años de prisión por homicidio por negligencia— ha sido recibida con sentimientos encontrados. Por un lado, se trata de una rareza: en Estados Unidos, muy pocos agentes son procesados, y aún menos condenados, por muertes bajo custodia o en intervenciones policiales. Por otro, la pena se considera baja en relación con la brutalidad de los hechos.