Tres personas han muerto y al menos 25 se encuentran en paradero desconocido después de que la balsa plástica en la que viajaban se hundiera este lunes frente a la isla griega de Samos, en el Egeo oriental, informa la emisora pública ERT. Por el momento, se han recuperado tres cadáveres, todos ellos pertenecientes a mujeres.

Asimismo, una portavoz de la Guardia Costera de Grecia, ha podido confirmar el rescate con vida del mar de hasta cinco personas, entre las que hay una mujer embarazada y un menor. No obstante, en la balsa iban una treintena de personas que trataban de llegar de forma irregular a tierra.

Dos embarcaciones de la Guardia Costera, otro de la ONG Grupo Griego de Rescate y un helicóptero participan en la operación de búsqueda y rescate al noroeste de la isla, donde se produjo el siniestro. La operación se lanzó este lunes cuando un lugareño informó que había visto a varias personas salir del mar a tierra.

"Por eso es posible que haya más supervivientes que todavía no hayan sido localizados en la isla", señaló la portavoz. La balsa se hundió a unos 150 metros de la costa noroeste de la isla bajo condiciones climatológicas adversas, según la televisión SKAI. Según la misma fuente, el lugareño que informó a las autoridades no vio personas salir a tierra, sino que escuchó gritos, posiblemente cuando la balsa se estaba hundiendo. Las tareas de búsqueda se ven dificultadas por fuertes vientos racheados en la zona.

Sin ir más lejos, el pasado día 18 de septiembre un migrante perdió la vida y otros 30 fueron rescatados tras haber sido arrojados al mar frente a esta isla por los traficantes de personas, los cuales trataron así de huir de una patrulla de la Guardia costera. De hecho, más de 70 personas han fallecido este año en la ruta migratoria que atraviesa la zona oriental del Mediterráneo y que lleva principalmente a Grecia. Así lo desvelan los últimos datos recabados por la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).

Grecia fue una puerta de entrada privilegiada a la Unión Europea para los migrantes y refugiados del Medio Oriente, África y Asia en el periodo entre 2015 y 2016, cuando casi un millón de personas desembarcaron en sus islas, principalmente con botes inflables. No obstante, el flujo de personas había disminuido antes de resurgir el año pasado.