El drástico plan de los republicanos, con Trump al frente, pasa fundamentalmente por limitar severamente los supuestos de reagrupación familiar que dan derecho al permiso de residencia. Y por convertir el proceso en un concurso de méritos con pruebas y puntos.
"Este proceso competitivo dará prioridad a los solicitantes que hablen inglés, puedan mantenerse financieramente a ellos mismos y a sus familias, y contribuyan a nuestra economía", ha explicado Trump.
Dicen que la mayoría de quienes inmigran a EEUU tienen tan baja cualificación que han hundido los salarios estadounidenses.
Además, según llegan, asegura Trump, solicitan ayudas. "Esta Ley prohibirá a los nuevos inmigrantes pedir ayudas y subvenciones inmediatamente", ha apuntado el presidente de EEUU.
Trump dice que así se disuadirá a un 40% de inmigrantes legales en el primer año, un ahorro multimillonario para los contribuyentes. "Esto demuestra nuestra compasión por las familias estadounidenses que lo están pasando mal, atendiendo sus necesidades primero", ha dicho.
Poca compasión con las familias inmigrantes. Con esta reforma, sólo se otorgarían 'green cards' a cónyuges e hijos menores de personas ya con la ciudadanía estadounidense. También se eliminaría la 'lotería de visados' y se reduciría la acogida a 50.000 refugiados al año.
Esto, mientras el presidente sigue buscando financiación para su muro con México, la principal fuente de inmigrantes nacionalizados.
A este plan aún le queda un largo trecho legislativo por recorrer y puede que se tope con otro muro, el del Congreso.