Estados Unidos ha votado: Donald Trump volverá a ser presidente. Un regreso a la Casa Blanca, esta vez como delincuente convicto, que el candidato republicano ha cimentado en el bulo y el discurso antiinmigración durante una campaña de infarto en la que ha sufrido hasta dos intentos de asesinato y, a la vista está, no le han pasado factura sus múltiples problemas judiciales.
Trump se convierte así en el segundo presidente en la historia del país norteamericano en ser reelegido para dos mandatos no consecutivos, más de un siglo después de que lo hiciera Grover Cleveland en el siglo XIX, y el primero en llegar al Despacho Oval tras ser declarado culpable en un juicio penal.
Lo ha logrado tras una carrera electoral en la que ha estado a punto de perder la vida dos veces: la primera en julio, durante un acto electoral en Pensilvania en el que un atacante disparó contra él, matando a un asistente al mitin, y una bala llegó a rozar la oreja del ahora presidente electo, dejando una imagen para la historia. La segunda fue en septiembre, cuando un individuo armado fue detenido cuando pretendía atentar contra Trump mientras jugaba al golf en su club de Florida.
Una insólita campaña en la que la todavía vicepresidenta, Kamala Harris, pese a insuflar esperanzas entre los demócratas, finalmente no ha conseguido revertir los pronósticos que ya sobrevolaban la candidatura de Joe Biden, que se retiró en plena contienda tras semanas de cuestionamiento interno por su fatídico desempeño en el primer debate frente a Trump. Unos ánimos que Harris logró remontar hasta llegar a las urnas con un empate en intención de voto, pero no ha sido suficiente.
Victoria trumpista en estados clave
El mapa electoral de Estados Unidos se ha teñido de rojo en una noche en la que Trump ha arrasado y se ha hecho con la victoria en todos los 'estados bisagra', también en los que hasta ahora estaban en manos de los demócratas. Con su victoria en Wisconsin, y a la espera de que concluya el recuento en algunos estados, Trump se ha situado ya por encima del umbral de 270 votos electorales necesario para convertirse oficialmente en presidente electo.
Vence también en el voto popular, algo que no logró cuando ganó por primera vez las elecciones en 2016 frente a Hillary Clinton. Además, los republicanos han recuperado el control del Senado y aspiran a mantener también la Cámara de Representantes.
Trump proclama su victoria ante la euforia de sus seguidores
Arropado por Elon Musk, su gran valedor, Trump ha seguido los resultados desde Florida. Aclamado por sus seguidores y acompañado por su candidato a vicepresidente,J.D. Vance; su mujer, Melania Trump; y sus hijos -el menor, Barron, ha votado por primera vez en estas elecciones-, ha proclamado su victoria en West Palm Beach cuando solo la había proyectado 'Fox News' y ha prometido "sanar" al país y "hacer América grande de nuevo". "Será la edad dorada de Estados Unidos", ha asegurado.
"Lucharé por todos vosotros, por vuestra familia y vuestro futuro cada día con cada aliento de mi cuerpo", ha afirmado durante un discurso en el que se ha deshecho en halagos hacia el dueño de Tesla y 'X' y ha enarbolado una retórica mesiánica tras los atentados contra su vida de este verano: "Dios salvó mi vida por un motivo y ese motivo era salvar a nuestro país y devolver la grandeza a Estados Unidos y ahora vamos a cumplir esa misión juntos", ha clamado.
Mientras tanto, en Washington, Harris cancelaba su discurso al constatarse su desventaja frente a Trump y los simpatizantes demócratas abandonaban con caras largas la Universidad de Howard, cuartel general de los demócratas en la noche electoral, al ver desvanecerse las opciones de tener por primera vez a una mujer afroamericana como presidenta.
Bulos, xenofobia y problemas judiciales
Horas antes, pese a mostrarse confiado en esa victoria que finalmente se ha materializado, el candidato republicano agitaba una vez más el fantasma del fraude, por si las moscas. Durante la propia jornada electoral, alimentó la idea de que se estaban produciendo supuestas "trampas masivas" en Filadelfia, rumores que las autoridades locales no tardaron en desmentir.
Recurría así a la misma estrategia que empleó tras la derrota que nunca llegó a asumir en 2020 y que entonces culminó en el asalto al Capitolio. Un asunto por el que aún tiene una causa judicial pendiente y con el que no ha dudado en amenazar veladamente durante la campaña, pero que no le ha perjudicado.
Tampoco lo ha hecho su veredicto de culpabilidad en el juicio por el caso Stormy Daniels, pendiente aún de una sentencia que se ha pospuesto hasta después de las elecciones y que le otorgó el infame hito de ser el primer expresidente de EEUU declarado culpable en un juicio penal. Casos a las que se suman otro en Georgiapor intentar interferir en las elecciones y otro más por llevarse documentos clasificadosa su mansión de Mar-a-Lago tras su primer mandato, causa que el fiscal especial ha pedido reabrir.
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Así, tras una campaña en la que ha usado el bulo y la xenofobia como arma arrojadiza hasta el último momento -llegó a acusar sin fundamento a los migrantes de comerse a las mascotas de sus vecinos en Springfield, Massachusetts-, Trump regresará, más envalentonado y radicalizado si cabe, al Despacho Oval. Lo hace con promesas claras: frenar la inmigración y dar un giro a la política con respecto a Ucrania. Trump 2.0 vuelve a la Casa Blanca. Estados Unidos tiene ante sí cuatro oscuros e inciertos años.