Nueva era en EEUU
Trump, desencadenado y sin límites en su vuelta a la Casa Blanca: odio al migrante, aranceles y ultranacionalismo
¿Qué ha dicho? Cuando Trump ha tomado la palabra ha cumplido con todo lo que lleva anunciando en las últimas semanas. Ha sido un discurso muy duro, ultranacionalista, contra la ideología progresista y especialmente contra los migrantes.
El mundo tal y como lo conocemos desaparece ante nosotros. Donald Trump es de nuevo el político más poderoso del mundo. Y esta vez va con todo: odio al migrante, ultranacionalismo, perforaciones a discreción, aranceles y la promesa de que la bandera de Estados Unidos ondee en Marte. Y todo esto, sin contrapoderes, sin ataduras, sin un Partido Republicano controlándole y sin los millonarios desconfiando de él. Esta vez es todo lo contrario. Todas las señales, todos los primeros mensajes, apuntan a un Trump desencadenado. Y su impacto lo podemos acabar sintiendo todos.
Y cuando Trump ha tomado la palabra ha cumplido con todo lo que lleva anunciando en las últimas semanas. Ha sido un discurso muy duro, ultranacionalista, contra la ideología progresista y especialmente contra los migrantes. Un discurso con el que Trump lanza un mensaje claro a la ciudadanía: comienza una "era dorada" en EEUU, o eso cree el presidente, y que "el declive de EEUU ha terminado".
Estados Unidos "va a volver a ser respetado en todo el mundo", ha anunciado Trump poco después de tomar posesión en el interior del Capitolio, donde ha repetido gran parte de las consignas que le han llevado de vuelta a la Casa Blanca cuatro años después. Quiere "poner a Estados Unidos en primer lugar", lograr un país "más grande, más fuerte y mucho más excepcional". De hecho, ha recalcado que este 20 de enero puede considerarse "el día de la liberación" y ha llamado a pasar página del "'stablishment' corrupto" que durante "muchos años" ha marcado el devenir del país.
Trump carga contra los migrantes
Y dentro de este discurso ya ha sacado a relucir sus medidas estrellas que marcarán su segundo mandato al frente de la Casa Blanca. Su primer anuncio ha sido decretar inmediatamente la emergencia nacional en la frontera sur, la frontera con México. Tendrá barra libre para hacer prácticamente todo lo que quiera y para desplegar al ejército, es decir, que habrá deportaciones masivas.
"Como comandante en jefe, no tengo mayor responsabilidad que defender a nuestro país de amenazas e invasiones", ha subrayado. Así, ha criticado que un Gobierno que ha dado financiación "ilimitada" a otros países para defender sus fronteras no haya sido capaz de proteger las suyas.
Trump: "Sólo habrá dos géneros: hombre y mujer"
En términos sociales, su mensaje ha sido como se esperaba: tránsfobo y enalteciendo a la 'familia tradicional'. En general, la fobia a todo lo que se salga de guion conservador. Trump hundirá los programas que promuevan la diversidad y desde este lunes en Estados Unidos solo habrá dos géneros.
El magnate ha anunciado que el género y la raza dejarán de ser "armas de ingeniería social", lo que implica por ejemplo que, por ley, "sólo habrá dos géneros: hombre y mujer". "Vamos a forjar una sociedad que sea ciega ante el color y que se base en los méritos", ha añadido. Asimismo, ha anunciado que readmitirá a los militares expulsados de las Fuerzas Armadas por no vacunarse contra el COVID-19.
Saca a relucir sus intenciones imperialistas
Por otro lado, el nuevo mandatario norteamericano quiere combatir la inflación y mejorar el nivel de vida, para lo cual ha reiterado su compromiso de imponer aranceles a las importaciones y una nueva estrategia industrial y energética a nivel interno. Estados Unidos impondrá una "emergencia nacional energética". "Vamos a perforar", ha asegurado Trump, que busca aumentar la extracción de gas y petróleo para reducir los precios, "llenar" las reservas estratégicas y aumentar las exportaciones de combustibles fósiles a otros países.
Trump también ha querido que no nos olvidemos de sus intenciones imperialistas. Da por hecho el cambio de nombre del Golfo de México por Golfo de América. Y ha anunciado su intención de recuperar el Canal de Panamá para Estados Unidos. Considera que las autoridades panameñas han incumplido las promesas y han permitido que sea China quien tenga el control 'de facto' de esta estratégica infraestructura. Eso sí, de Groenlandia no ha dicho nada. De momento, parece que se libran.