"Chiflado", "estúpido" e "imbécil pomposo" son algunas de las 'lindezas' que ha dedicado el presidente estadounidense hacia al embajador británico en Washington.
Intensificando sus ataques dialécticos contra el que siempre ha defendido, es, un tradicional aliado. Porque el presidente estadounidense también dispara con su ametralladora favorita, Twitter, contra Theresa May, primera ministra británica saliente: a la que llama "ridícula".
Muy lejos quedan ya las buenas palabras del neoyorquino en Londres, que aseguraba que la primera ministra había "hecho un gran trabajo". Todo ello acontece tras filtrarse unos cables secretos en los que el embajador describía a la administración Trump como "disfuncional, escorada, tendenciosa, y diplomáticamente torpe".
De momento, Trump ya ha "repudidado" al embajador Darroch, "desinvitándole" incluso a los actos oficiales. Una ofensa para todo Reino Unido esta postura de Trump, dice uno de los aspirantes a suceder a Theresa May.
Mientras, el otro, Boris Johnson, el favorito de Trump, intenta 'nadar y guardar la ropa' echando balones fuera. El Gobierno británico mantiene, insiste, su confianza en el diplomático y ha abierto una investigación sobre la filtración.