Tras ganar las elecciones, Donald Trump va a tener poder absoluto ya que llega a la Casa Blanca controlando todo, las dos cámaras y el Supremo. Además, ahora sí conoce el sistema, ya sabe cómo moverse, no es un recién llegado. En su agenda, sus obsesiones de siempre: la inmigración, acabar con las renovables y reforzar el aislacionismo. Todo respaldado por las élites económicas. En definitiva, un escenario ideal para Trump.

Regresará a la Casa Blanca con más experiencia, más apoyos y sobre todo más poder: "esta será verdaderamente la edad de oro de América", decía el recién reelegido presidente de Estados Unidos (EEUU). Y es que el Trump de 2024 ha conseguido ampliar su radio de acción. "No tiene límites. Vamos a ver la versión 'hardcore'", aseguraba este jueves en Al Rojo Vivo el analista político de 'El Confidencial', Pablo Pombo.

Con un partido a sus pies y fagocitado por el 'trumpismo', en esta etapa desaparecen contrapesos internos. Además, ahora conoce los mecanismos de la administración. Unos factores que, junto a sus mayorías en la Cámara de Representantes y el Senado dejan entrever la facilidad con la que podrá aplicar sus viejas obsesiones.

En materia migratoria, en 2016 su medida estrella era la construcción de un muro con México pero hora va más allá. "El día 1 pondré en marcha el mayor programa de deportación masiva de la historia de América. Vamos a echar a los criminales", decía en unos de sus mitines de campaña.

El primer presidente condenado en la historia estadounidense, también gana peso en el plano judicial. Hace ocho años, la balanza entre magistrados progresistas y conservadores del Supremo era más equilibrada hasta que nombró a otros tres acorde con su línea ideológica. Unos jueces que, por ejemplo, pusieron fin a las protecciones federales al aborto en 2022, dando a los estados vía libre para restringir ese derecho. "Una victoria para la vida", celebraba Trump entonces.

En cuanto a la economía, busca aumentar su aislacionismo a través de nuevos aranceles a países extranjeros y así no depender de otras potencias como China. Y en política exterior asegura que parará las guerras, mientras Rusia tampoco descarta retomar relaciones si Trump se lo pide.