Trump puede escorar a la derecha el Tribunal Supremo. Uno de sus miembros se jubila. El juez Kennedy es el magistrado centrista, el que rompe los empates entre los cuatro conservadores y los cuatro progresistas.
Trump es quien nomina a su sucesor y si como parece, elige a un extremista, inclinará la balanza de forma definitiva.
"Esas decisiones que cada vez son más comunes, de cinco contra cuatro, se solidificarán a favor de los conservadores", asegura Pedro Rodríguez, profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad de Comillas.
El cargo es vitalicio, así que ese nuevo equilibrio condicionará la vida en EEUU durante décadas. Muchos avances en derechos civiles están en juego.
"Al Tribunal Supremo tarde o temprano llega la libertad de prensa, la libertad de expresión, pena de muerte, el aborto... todo lo que tiene que ver con la diversidad. Y sí que puede abrirse el camino a un revisionismo", explica el profesor Rodríguez.
Por ejemplo, de los derechos LGTBI. De hecho, fue el voto del juez Kennedy el que permitió el matrimonio igualitario en EEUU.
No parece que vaya a revocarse, pero en los próximos meses la corte tendrá que decidir si la objeción de conciencia por motivos religiosos permite, por ejemplo, negarles la entrada en locales y hoteles o no alquilarles casas.
El Supremo también deberá decidir si un transexual puede ser obligado a utilizar un baño que no concuerda con su género.
Preocupa la cuestión del aborto. La doctrina del Supremo es que los estados no pueden cercenar ese derecho. Pero con un conservador más en el tribunal, ese criterio puede cambiar. Según expertos jurídicos, una veintena de estados podrían aprobar leyes contra la interrupción voluntaria del embarazo.