El presidente de EEUU, Donald Trump, seguirá tomando hidroxicloroquina porque siente "curiosidad" por sus efectos y porque, asegura, ofrece un "nivel adicional de seguridad" frente al COVID-19.
"Creo que da un nivel adicional de seguridad, pero podéis preguntar a muchos doctores, a los trabajadores que están en primera línea, muchos no irán sin la hidroxicloroquina", aseguró en declaraciones a la prensa.
Trump considera que la hidroxicloroquina tiene una "gran reputación" y apuntó que si él fuera otra persona, la gente no le criticaría, sino que diría "¡Caramba! ¿No es eso inteligente?".
Más tarde, en la Casa Blanca, el presidente alabó la hidroxicloroquina por ser "asequible" y "costar apenas unos peniques", al mismo tiempo que, como ha hecho desde hace meses, exaltó sus "grandes" virtudes para tratar la malaria, el lupus o la artritis severa.
Trump reveló ayer que, desde hace un par de semanas, toma a diario hidroxicloroquina y zinc de manera preventiva, aunque dice no tener síntomas de COVID-19.
Hoy explicó que la decisión de tomar el medicamento está relacionada con el reciente brote de coronavirus en la Casa Blanca, donde dieron positivo un ayudante del propio presidente y la portavoz de prensa del vicepresidente, Mike Pence. A diferencia del mandatario, Pence aclaró que él no está tomando hidroxicloroquina por consejo de su médico.
Coincidiendo con las declaraciones de Trump, el director de la Administración de Alimentos y Medicamentos, Stephen Hahn, emitió un comunicado en el que suavizó su postura sobre la hidroxicloroquina al considerar que tomarla es "en última instancia" una decisión entre médicos y pacientes.
Sus palabras suponen un giro respecto a lasadvertencias que hizo la FDA a finales de abril, cuando pidió a los estadounidenses que no tomaran hidroxicloroquina fuera de un hospital o un ensayo clínico, por el riesgo de desarrollar arritmias cardíacas.