El Ejército ucraniano ha hecho uso por primera vez del permiso recibido de EEUU y otros aliados occidentales para utilizar el armamento que le envían contra ciertos objetivos militares situados dentro de Rusia destruyendo con un HIMARS de fabricación estadounidense un sistema antiaéreo desplegado en el óblast ruso de Bélgorod.
"Las fuerzas ucranianas han golpeado una batería de defensa aérea rusa S-300/400 en el óblast de Bélgorod, presumiblemente con (un sistema) HIMARS, el 1 o el 2 de junio", ha escrito en su parte diario sobre el conflicto el Instituto para el Estudio de la Guerra (ISW) de Washington, que cita información geolocalizada de fuentes abiertas para llegar a esta conclusión. El ISW añade que el sistema de defensa aérea destruido parcialmente estaba situado al norte de la ciudad de Bélgorod, capital regional del óblast homónimo.
"El S-300/400 estaba situado a unos 60 kilómetros de la actual línea del frente en el norte del óblast (ucraniano y fronterizo con Bélgorod) de Járkiv y a más de 80 kilómetros de la ciudad de Járkiv, lo que queda dentro del alcance de los HIMARS pero excede el de otros sistemas múltiples de lanzamiento de cohetes" con los que cuenta Ucrania, señala el ISW.
La destrucción con armas occidentales de un sistema de defensa aéreo ruso fue confirmada anoche en su cuenta de Facebook por la viceministra ucraniana de Reintegración de los territorios ocupados, Irina Vershchuk, que no especificó el tipo de armamento utilizado en el ataque y que posteriormente borró su publicación.
El permiso de algunos países para atacar en suelo ruso
Ucrania ha recibido en las pasadas semanas permiso de más de una decena de países aliados para golpear ciertos objetivos militares rusos situados dentro de la Federación Rusa con el armamento que éstos envían a Kyiv. Hasta ahora no le permitían utilizar sus armas para atacar territorio ruso por temor a posibles represalias de Moscú.
Estados Unidos ha sido uno de los últimos en sumarse a la lista de países que levantan la prohibición, aunque sigue limitando el uso de sus armas a ciertos objetivos militares dentro de Rusia que los rusos utilizan para atacar la región de Járkiv.
La ofensiva transfronteriza lanzada por Rusia a mediados del mes pasado contra la región de Járkiv, donde ha conseguido abrir un nuevo frente, disparó la preocupación tanto en Kyiv como en las capitales occidentales.
Ucrania inició entonces una campaña para que se le permita atacar con las armas que recibe las concentraciones de tropas, lanzaderas de misiles, sistemas de artillería, aviones y otros objetivos militares que Rusia utiliza para atacar Járkov desde su propio territorio.
La presión ucraniana ha surtido efecto y Kyiv ya puede golpear determinados objetivos dentro de Rusia, si bien aspira a que sus socios eliminen por completo las restricciones en el uso de sus armas contra objetivos legítimos que están en territorio ruso.