El partido ultranacionalista FPÖ, de extrema derecha y liderado por el exministro del Interior Herbert Kickl, ha ganado este domingo por primera vez las elecciones parlamentarias en Austria, al lograr el 29,1 % de los votos, según las primeras proyecciones basadas en voto real, por delante del conservador ÖVP, que tuvo el 26,2 %.

El partido ultra ha subido trece puntos respecto a sus resultados de 2019, con su mensaje anti inmigración y crítico con las medidas tomadas por el actual Gobierno, de conservadores y ecologistas, para controlar la pandemia de la Covid-19.

El Partido Popular austríaco (ÖVP), que encabeza del Ejecutivo saliente, ha perdido 11 puntos desde las últimas elecciones. Según este primer cálculo, que usa el voto real como base, el socialdemócrata SPÖ sería la tercera fuerza, con el 20,4 % (-0,8). Entran también en el Parlamento el liberal Neos (8,8 %) y Los Verdes (8,6 %) que han sido el socio minoritario del Partido Popular en el Gobierno, y que pierden más de cinco puntos respecto a los últimos comicios.

Kickl ya se postula para "dirigir el Gobierno"

Herbert Kickl se mostró satisfecho con las proyecciones electorales y se postuló ya para "dirigir el Gobierno". Kickl, que pidió esperar a los resultados finales, se mostró en unas declaraciones a la televisión pública ORF dispuesto a hablar con todos los partidos para hacer cumplir "el mandato ciudadano" de cambio.

"Los votantes han hablado", señaló Kickl, que pidió a los demás partidos y también al presidente federal, Alexander van der Bellen, "recapacitar" y asumir la petición de cambio de rumbo. Pese a su probable victoria en las urnas, el FPÖ necesita un socio de coalición porque todas las proyecciones de votos le niegan una mayoría para gobernar en solitario.

El actual canciller federal, Karl Nehammer, del conservador Partido Popular (ÖVP), ha repetido que no gobernaría con un FPÖ dirigido por Kickl, mientras las demás formaciones, socialdemócratas, ecologistas y liberales, rechazan coaligarse con los ultras.

El presidente Van der Bellen, que tiene la potestad de encargar la formación de Gobierno, ha repetido en numerosas ocasiones sus reticencias a darle ese mandato a Kickl. Nehammer repitió que su partidos conservador está por la estabilidad y un política de centro y que mantenía lo que había dicho antes de las elecciones, pero se negó a descartar totalmente una posible coalición con los ultras.