La victoria de la ultraderecha en Austria abre un periodo de incertidumbre política en el país tras el triunfo, claro pero sin mayoría parlamentaria, del partido ultranacionalista y prorrusoFPÖ en las elecciones generales de este domingo, un resultado que complica la formación de Gobierno.
Los resultados oficiales preliminares confirman la victoria del FPÖ del exministro del Interior e ideólogo radical Herbert Kickl con el 29,2% de los votos y 58 escaños, un avance de casi 13 puntos respecto al resultado que obtuvo en las legislativas de 2019.
"Los votantes han hablado", ha asegurado Kickl, que ha destacado que el resultado muestra que el país quiere un cambio de rumbo, tras centrar su campaña en rechazar la llegada de migrantes e incluso repatriar a parte de los que ya están en el país, denunciar las medidas que el Gobierno aplicó durante la pandemia y criticar la inflación, que sigue entre las más elevadas de la Unión Europea.
Sin embargo, todas las demás formaciones rechazan aliarse con el FPÖ, por lo que solo quedaría la opción de que el democristiano ÖVP del canciller federal en funciones, Karl Nehammer, logre un acuerdo con los socialdemócratas y los liberales o los ecologistas.
En estas elecciones, el ÖVP, socio mayoritario de la actual coalición con Los Verdes, ha perdido 11 puntos y 52 diputados al quedar en segundo lugar con el 26,5 %, seguido por los socialdemócratas, con el 21% y 41 escaños. Con un 9% y 17 diputados, los liberales Neos superaron a Los Verdes, que caen del 14 al 8%, y ahora tendrán 15 en lugar de 26 escaños. La participación fue del 74,9%.
Aunque el líder del FPÖ ha destacado la "autoridad" con la que se han expresado los votantes y ha defendido que "las cosas no pueden seguir como están ahora" y que están "listos para liderar un gobierno", Nehammer mantiene su postura de no coaligarse con un FPÖ liderado por Kickl. A diferencia de Kickl, ha dicho su formación quiere resolver los problemas de la gente y "no vivir de ellos".
Ante este rechazo, Kickl ha argumentado que el resto de partidos tratan a sus seguidores como "votantes de segunda clase" y cuestionó los principios democráticos de sus contrincantes.
Una "gran coalición" o un tripartito
Pese al claro rechazo del resto de partidos, los ultras ya habrían formado un equipo negociador y redactado un documento base para tratar un eventual acuerdo de Gobierno, basado en su programa electoral que, bajo el lema 'Fortaleza Austria', exige poner fin a la inmigración y cancelar las ayudas sociales a los extranjeros, según informa este lunes la agencia local APA.
Así las cosas, la opción de Gobierno que parece tomar fuerza es una "gran coalición" entre conservadores y socialdemócratas o un tripartito que incluya a los Neos. Sin embargo, el posible acuerdo se presenta difícil y complicado, dadas las grandes diferencias de los programas de los conservadores y los socialdemócratas, y para la república alpina un Ejecutivo tripartito sería un nuevo experimento.
La tradición siempre ha llevado al presidente del país a encargar la formación de un nuevo Ejecutivo a la formación más votada, pero esta vez el jefe del Estado, el ecologista Alexander van der Bellen, ha avanzado que antes de tomar una decisión realizará consultas con todos. "Ahora se trata de acercarse unos a otros, encontrar soluciones y compromisos. Eso puede llevar algún tiempo", ha advertido.
Aunque las encuestas preveían esta histórica victoria del FPÖ, el resultado está incluso por encima de lo esperado. El partido ha logrado sumar casi 13 puntos desde 2019, cuando se hundió electoralmente tras un escándalo de corrupción que dinamitó la coalición con los conservadores.
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El ÖVP, también lastrado por algunos escándalos de corrupción, se fue recuperando en los sondeos al final de la campaña, gracias a la rápida respuesta del Gobierno a las graves inundaciones que afectaron al país. Con todo, ha sufrido su mayor caída electoral, mientras que el socialdemócrata SPÖ, pese a apenas perder porcentaje de votos roza el peor resultado de su historia.