Separados por un abogado, con rostros demacrados en la primera declaración ante el juez. El padre estaba encadenado, lo mismo que él hacía con sus 13 hijos en casa.
El matrimonio Turpin se ha declarado no culpable de los 38 cargos imputados, entre ellos tortura, secuestro y uno por abuso sexual. Podrían pasar hasta 94 años en prisión.
El fiscal ha revelado que los hijos sólo comían una vez al día, se duchaban una vez al año y eran castigados si se lavaban las manos por encima de la muñeca.
Les obligaban a dormir de día y a permanecer despiertos durante la noche. Una salvaje rutina por la que varios hijos presentan deficiencias cognitivas. Algunos de los menores desconocía que era un policía y para qué servían las medicinas.
La hija que escapó llevaba dos años planeando su huida para denunciar el caso. No se les permitía tener juguetes y nunca en la vida habían ido al dentista.