La situación de sequía se ha agravado y generalizado en gran parte del mundo. Sin embargo, no afecta a todos los lugares de la misma forma.
En aquellas zonas donde existe una mayor falta de recursos, la escasez de agua, unida al aumento de precios y otros factores, están provocando que se llegue a una situación extrema.
En el Cuerno de África y el Sahel es donde más se está notando, y es que UNICEF ya ha advertido de que los niños que viven en estos lugares podrían "morir en cantidades devastadoras" a menos que se les proporcione apoyo urgente.
Un gran número de familias han optado por desplazarse a otros lugares para intentar sobrevivir, teniendo que abandonar lo poco que tenían y haciendo que los pequeños tengan que ver interrumpidos sus estudios, aumentando así el riesgo de que se den casos de trabajo y matrimonio infantiles.
Ayan Muhummad, madre de Fahir, un niño gravemente desnutrido en el Hospital de Gode, en la zona de Shabelle, región somalí de Etiopía, habla de lo duro que ha sido tener que trasladarse. "Aunque la sequía ha afectado a todos, lo hace en distinta medida. Nos fuimos de un lugar llamado Gabbi. Perdimos nuestro ganado", confiesa.
Lo cierto es que el Cuerno de África está experimentando su peor sequía en 40 años, lo que ha provocado que tanto los ríos como los pozos se hayan secado. Una situación que afecta también a los pastos y al ganado, provocando que cada vez cuenten con menos recursos. Abenyo Natiir explica cómo es su día a día. "Tal vez comes un día y luego no tienes nada para los siguientes. Esta es nuestra vida, somos resilientes".
Más de 2,8 millones de niños en ambas regiones ya sufren desnutrición aguda grave, lo que significa que tienen hasta once veces más riesgo de morir por enfermedades transmitidas por el agua que los niños bien alimentados. Esta situación se ve agravada por los efectos de la guerra de Ucrania y el aumento del precio de los alimentos y los carburantes.
Un momento dramático que está provocando que las familias tengan que decidir si comprar pan o agua para sus hijos o, ante la situación extrema, darles de beber agua contaminada, lo que aumenta el riesgo a sufrir desnutrición aguda y el de contraer enfermedades como el cólera o la diarrea. De hecho, esta última ya se ha convertido en la tercera causa de mortalidad de niños y niñas menores de cinco años.
En Kenia, Etiopía y Somalia, el precio del agua embotellada está sufriendo el efecto de la inflación y ha incrementado su precio entre un 50% y un 400%. En todo el Sahel, la disponibilidad de agua también se ha reducido en más del 40 % en los últimos 20 años debido al cambio climático y factores complejos como los conflictos.
La situación que viven es devastadora, y es que los centros de salud se encuentran llenos de madres que acuden con sus hijos gravemente desnutridos. Ndable Orguba habla de cómo está afectando a su hijo la falta de recursos. "Antes podía darle leche animal, pero ya no puedo. No hay suficiente comida. Los alimentos nutritivos que les dábamos a nuestros hijos ya no están disponibles. Esto hace que pierdan peso, que su salud se deteriore", lamenta.
Allí, los exámenes de desnutrición están a la orden del día y muchos intentan sobrevivir a base del alimento terapéutico que les proporcionan mientras que sus madres sueñan con que sus pequeños puedan tener un futuro mejor. Ndale Orguba camina con su hija Furmato para que le hagan uno de estos exámenes: "En el futuro, quiero que mi hijo vaya a la escuela y le vaya bien".
Lo cierto es que la situación cada vez se está volviendo más extrema en estas zonas donde ya el solo hecho de querer coger un poco de agua se convierte en todo un riesgo debido a lo lejos que se encuentran los pozos desde donde la extraen. Ahora, piden ayuda para poder acabar con esta crisis humanitaria y así evitar que millones de niños sigan muriendo a causa de la desnutrición.