"Ningún niño debería experimentar jamás estos horrores y privaciones", afirmó Leila Pakkala, directora regional de Unicef en África oriental y meridional, y señaló que "los de Sudán del Sur lo están sufriendo a diario. Estos niños necesitan urgentemente un entorno de paz y protección".

En el informe "Childhood under Attack", Unicef recogió testimonios de adolescentes, como Yangdé -cuyo nombre fue modificado-, de 17 años, que relató que no tenían nada en casa, "ni comida", y por eso pensó que era mejor unirse a los rebeldes y "luchar contra el Gobierno".

Sudán del Sur está sumido en una guerra civil que estalló en diciembre de 2013 entre las fuerzas del presidente, Salva Kiir, de la etnia dinka, y las del entonces vicepresidente, Riek Machar, de la tribu nuer.

Ambas partes firmaron un acuerdo de paz en agosto de 2015 que llevó a la creación de un Gobierno de unidad nacional, pero en julio de 2016 rebrotó la violencia, que ha causado miles de muertos y de desplazados y ha llevado el país al borde de la hambruna.

Mujeres y niños en Sudán del Sur

"Estamos hablando del país más joven del mundo, donde gran parte de los niños solo han conocido el conflicto y la violencia", adujo Javier Martos, director ejecutivo de Unicef Comité Español. "Durante este año varias partes del país han sufrido una hambruna que ha puesto aún más al límite a la población.

No podemos permitir que Sudán del Sur caiga en el olvido", insistió. Según Unicef, casi 3 millones de niños están en situación de grave inseguridad alimentaria y más de un millón sufre de desnutrición aguda, mientras que más de 2.300 niños han perecido o resultado heridos desde que el conflicto comenzara, y han registrado cientos de casos de violaciones y agresiones sexuales.

Asimismo, cifró en dos millones de niños los que se encuentran sin escolarizar y, si la situación actual se mantiene, "es probable que solo uno de cada 13 niños acabe la escuela primaria", advirtió.

Por último, Unicef hizo un llamamiento a las partes en conflicto para que se permita el acceso sin restricciones a las zonas donde se necesita ayuda urgente, y recordó que su trabajo se realiza en un país que se encuentra entre los más peligrosos del mundo para los cooperantes porque desde que comenzó el conflicto, 95 trabajadores humanitarios han sido asesinados, 25 de ellos este año.