La comunidad médica denuncia que el 60% de los hospitales es ya incapaz de hacer un simple análisis de sangre; la mitad de la salas de rayos X no funcionan y tampoco los quirófanos. Solo el mes pasado los cortes de luz provocaron directamente la muerte de 49 personas ingresadas.
"Reconocer que estamos en una emergencia humanitaria. Esto no es una situación común no puede disfrazarse con eufemismos" defiende Feliciano Reyna Ganteaume, activista de DDHH y presidente de la ONG Acción Solidaria.
No hay tratamiento para los pacientes psiquiátricos. Los enfermos terminales mueren retorciéndose de dolor y para esto dicen hay muy pocas medicinas que tienen que llegar desde el exterior.
Una farmacia solidaria se encarga de recibir todos los envíos y una red de hasta 100 ONG del país los reparte entre los más vulnerables. También tienen un servicio telefónico al que llaman personas anónimas para pedir medicamentos: "Nos han aparecido personas uniformadas del estamento militar con la gorra con las insignias de Chávez", asegura Reyna Ganteaume.
48 médicos, en su mayoría mujeres, jefas de departamento, se juegan su futuro, introduciendo medicamentos urgentes dentro de los hospitales públicos. "En sus mochilas meten las medicinas y van entrando poco a poco a servicios particulares". Están cansados de intentar tapar el sol con un dedo y han decidido asumir riesgos.