Los vetos que las diferentes fuerzas políticas ponen a los que aparecen como los dos principales candidatos a primer ministro en Francia, el socialista Bernard Cazeneuve y el conservador Xavier Bertrand, complican la esperada decisión del presidente, Emmanuel Macron.
El vicepresidente de la Agrupación Nacional (RN), Sébastien Chenu, subrayó este miércoles que en caso de que Macron se decantara por Bertrand, "sería el primero de la lista al que nos opondríamos" y el partido de la extrema derecha votaría en favor de una moción de censura para tumbarlo. En una entrevista al canal LCI, Chenu criticó con dureza al actual presidente de la región Hauts de France y antiguo ministro durante las presidencias de Nicolas Sarkozy (2007-2012) y Jacques Chirac (1995-2007), e hizo notar que su capacidad para mantenerse como primer ministro está en duda desde el momento en que la izquierda, incluido el Partido Socialista, ha dicho también que lo censuraría.
"Conocemos su discurso, su posicionamiento político", dijo el lugarteniente de Marine Le Pen para señalar las diferencias que mantienen con él sobre el fondo. Además, afirmó que Bertrand "no tiene columna vertebral" por los bandazos que ha dado. Chenu recordó las tres condiciones que pone su partido para no censurar a un primer ministro: "Que respete a las oposiciones y a la primera oposición que es el RN"; que aborde los temas que consideran fundamentales, que son "la inmigración, la inseguridad y el poder adquisitivo"; y que ponga en marcha una reforma electoral para introducir el sistema proporcional en las elecciones legislativas. Esta última cuestión "es esencial para desbloquear la situación", indicó.
Hay que tener en cuenta que el sistema mayoritario actual es el que permitió que en las legislativas adelantadas del 30 de junio y el 7 de julio, gracias a la estrategia del llamado 'cordón sanitario', el RN y sus aliados quedaran relegados a la tercera posición en la Asamblea Nacional con sólo 142 diputados de 577 aunque fueron los más votados con el 37 % en la segunda vuelta. Preguntado sobre la posibilidad de un primer ministro 'técnico' y no de perfil político pudiera sobrevivir, contempló esa posibilidad si el eventual candidato consiguiera no tener en contra a los tres grandes bloques políticos que hay en la Asamblea Nacional.
El otro nombre que más suena para dirigir el próximo Gobierno es el de Cazeneuve, antiguo primer ministro durante la presidencia del socialista François Hollande (2012-2017, que tiene un gran problema, las reticencias, cuando no la franca hostilidad, que suscita entre la izquierda, que debería ser su aliada natural.
El primer secretario del Partido Socialista (PS), Olivier Faure, reconoció este miércoles que Cazeneuve es "de izquierdas", pero puntualizó que "no es socialista" puesto que se fue del PS al acercarse la formación a La Francia Insumisa (LFI) de Jean-Luc Mélenchon y a los otros partidos de izquierda para conformar la actual coalición, el Nuevo Frente Popular (NFP).
En una entrevista al canal TF1, Faure insistió en que Cazeneuve "es uno de los pocos hombres de izquierda que estaba contra el NFP", de modo que con esos antecedentes "no se puede dar un apoyo franco y masivo" a la opción de que sea el próximo primer ministro. Oficialmente, la postura del PS y del resto de los partidos de su coalición es que sólo aceptarán como primera ministra a la que han propuesto como su candidata, Lucie Castets, y que censurarán a cualquier otro.
Para Macron, los dos grandes retos para elegir a un primer ministro son en primer lugar buscar a una persona que no sea censurada por una Asamblea Nacional caracterizada por una fragmentación inédita, y que pueda aguantar al menos hasta el verano del año próximo, ya que hasta entonces no puede convocar unas nuevas elecciones legislativas. Pero el jefe del Estado quiere evitar también un Gobierno que desmonte buena parte de las políticas que ha llevado a cabo desde que llegó al poder en 2017, en particular la reforma de las pensiones y una fiscalidad más favorable para el capital y para las empresas, que a su juicio explica que Francia se haya convertido en el país más atractivo de Europa para las inversiones extranjeras.