Las bombas suenan muy cerca, pero estos civiles de la ciudad ucraniana de Lisichansk no tienen más remedio que salir a buscar el agua que les traen los bomberos. Están a poco más de 10 kilómetros del frente en el Donbas. Y aunque en las imágenes del vídeo superior de esta noticia haya aparente calma, nadie está a salvo, ni siquiera los bomberos. Media hora antes, el Ejército ruso había acribillado un camión.
"Antes nos herían en ataques fortuitos. Ahora nos hemos convertido en el blanco de los rusos", explica uno de los bomberos ucranianos. Salen hasta 20 veces diarias a apagar los incendios que dejan las bombas. Con un ojo puesto en el fuego y con otro pendiente de si caen nuevos misiles.
"Como jefe de bomberos salgo el primero. Miro si hay algún lugar seguro en caso de bombardeo y después llamo a los demás compañeros", explica otro de los bomberos que está al mando.
Entre los ataques, bomberos y voluntarios reparten ayuda. Con frecuencia en sótanos donde los civiles se hacinan. Muchas personas mayores se han quedado solas y varadas. Una de ellas cuenta aliviada como sus nietos y su hija se fueron. "Están atacando desde esta mañana. Estaban muy cerca. Así todos los días. ¿Quién le ha dicho a Putin que venga? Esta es nuestra tierra", sentencia finalmente.