Los palestinos han reeditado con quema de neumáticos la Gran Marcha del Retorno en Gaza, con menos humo, asistencia y mortalidad de la temida, pero con una creciente tensión durante la jornada en la frontera con Israel que dejó 10 muertos y al menos más de 1.000 heridos por fuego israelí.
Ardieron los primeros neumáticos en el campamento de protesta del este de Gaza capital, Malaka, a lo que el Ejército israelí respondió con gases lacrimógenos.
Mientras, en el campamento de Yabalia apenas pudieron quemar neumáticos, ya que pasaron la mañana "atendiendo a las decenas de heridos" que los preparaban, según constató y explicó el joven Xavi Abu al Yidia, de 22 años.
Siete palestinos murieron, entre ellos el adolescente Mohamed Madi, de 14 años, y un octavo falleció a causa de las heridas que sufrió en la convocatoria anterior, lo que eleva el total de muertos en los incidentes a 29 personas.
El resto de fallecidos de hoy fueron identificados como Mohamed Salleh, de 33 años; Sadqi Abu Atui de 45; Majdi Ramadan Shabat; Osama Jamis Qdeih, de 38; Alaa al Din Yahya al-Zamili, de 17, y Mohamed Rabaa, de 30, éste último malherido hace una semana, según informó el portavoz del Ministerio de Salud, Ashraf al Qedra.
Más de un millar de personas fueron atendidas durante las protestas, la mayoría por inhalación de gas y 293 por heridas de bala, de las que 25 están graves. Un fotoperiodista de la agencia de fotos EPA resultó herido de levedad mientras cubría las marchas en Yabalia.
Los cinco campamentos de protesta se fueron llenando después del rezo musulmán de mediodía, que cientos realizaron frente a la frontera, con la participación de familias, menores y ancianos, que entre música y puestos de comida generaron un ambiente festivo, pese a los incidentes a decenas de metros.
El ejército israelí calculó unos 20.000 palestinos manifestándose a lo largo de la jornada y aseguró haber respondido a varios de ellos que intentaron llevar a cabo lo que denominó como "actos terroristas", incluido "el lanzamiento de artefactos explosivos, bombas incendiarias y dañar la valla de seguridad bajo la protección del humo", además de intentos de entrar en su territorio.
Además de los asistentes en los campamentos, cientos de personas se apostaron en la línea de 300 metros de seguridad de cara a la frontera, marcada por un camino de tierra donde Israel prohíbe el paso, y grupos de decenas de personas todavía se atrevieron a sobrepasar el límite, a lo que el ejército en muchas ocasiones no respondió.
Más cerca de la valla, a unos cien metros, se levantaron banderas palestinas y extendieron hileras de neumáticos que ardían intermitentemente y en algunos puntos ocultaron toda la visión, tras lo que el ejército israelí lanzó agua, gases lacrimógenos y sonaron disparos.
En Yabalia, Mohamed Abu Shareq cree que las advertencias de Israel, durante la semana, "de que atacaría" alentaron el temor de algunos ciudadanos e hicieron que muchos se echaran para atrás, por lo que la participación no alcanzó los 30.000 asistentes del pasado viernes.
El dirigente del grupo del movimiento islamista Hamás en Gaza, Yehya Sinwar, acudió al campo de Jan Yunis, en el sur de la Franja, y animó a mantener las protestas, que convocaron en un primer momento diversos sectores políticos y sociales.
"Estamos siguiendo los pasos de Yaser Arafat (...). Las marchas del retorno son nacionales ante todo y debemos mantenerlas y protegerlas como podamos. Gaza no pasará hambre y no abandonaremos nuestro programa nacional. Si la situación explota, estallará en la cara de la ocupación israelí", declaró el islamista.
Las sirenas de ambulancias aumentaron por las carretas de la Franja de Gaza, cuando se produjeron la mayoría de muertos y heridos.
"(Benjamín) Netanyahu, te estás enfrentando a gente que no tiene nada que perder", advirtió el joven Saqer al Daour durante las protestas dirigiéndose al primer ministro israelí.
Mohamed Al-Hosari, estudiante gazatí de 21 años, asegura: "Soy un refugiado, mi familia es refugiada de Yafa. Me he sumado a las marchas para decirle al mundo que tenemos derechos legítimos que necesitamos recuperar, principalmente el derecho al retorno".
Los participantes se mostraron convencidos en que continuarán las marchas, que comenzaron el pasado viernes, y terminarán el próximo 15 de mayo, Día de la Nakba (Catástrofe), cuando conmemoran el exilio que para ellos supuso la creación del Estado de Israel.