Muchos fueron seducidos por el plan migratorio de la ultraderechista Giorgia Meloni, primera ministra de Italia. Muchos como, por ejemplo, Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea. Muchos, también, países miembros de la UE que, en su gran mayoría, vieron la idea de la transalpina de echar a los migrantes que llegasen a sus países.
Todo, tras la idea de Meloni de enviar a los migrantes que llegaban a Italia rumbo a Albania. Todo, en un plan que la propia justicia italiana ha tirado para atrás al no considerar seguros los países de procedencia de las personas que migraban. Así, los 12 solicitantes de asilo ya están de nuevo en el país mediterráneo.
Y es que lo sucedido con la Justicia en Italia no es solo un revés para Meloni, sino también la constatación de la violación de derechos humanos que supone tal modelo migratorio. Un modelo que mandaba a los migrantes a barracones cerrados y vallados.
Los jueces italianos entienden que, siguiendo las normas europeas, este grupo de personas migrantes llegan de países no considerados seguros... y su decisión llegó antes incluso de ver los citados centros construidos en Albania que son prácticamente prisiones.
"Tienen todas las características de una cárcel"
"Aunque se les llame centros de internamiento o de detención, tienen t odas las características de una cárcel con la desventaja de que al llamarlos de otra manera no se aplican siquiera los estándares mínimos de una prisión", dijo el profesor Karlos Castilla Juárez a laSexta Noticias.
Al respecto de este operativo se pronunció Juan Matías Gil, responsable de operaciones de búsqueda y rescate de Médicos sin Fronteras: "Una operación para llevar de 12 a 16 personas cuesta alrededor de 300.000 euros. En Albania, el costo diario de las personas está en torno a los 400 o 500 euros. En Italia son 35. Es un despropósito que no tiene otra explicación que no sea la de fines propagandísticos".
"Es una violación de derechos arbitraria"
"Es una violación de derechos arbitraria y prolongada. Del derecho a la vida, a la integridad física, el derecho a la familia, al de la reunificación familiar que no se garantiza con este protocolo y el derecho a la libertad", explica Gil.
Mientras, Von der Leyen, después de dar su visto bueno el plan Meloni, casi cruzaba los dedos para que todo saliera a su favor con la decisión de la Justicia de Italia. No ha sido así.