Durmiendo por turnos y en el suelo se encuentran algunos de los más de 25.000 efectivos de la Guardia Nacional estadounidense que ya están desplegados en las calles de Washington. Los soldados han llegado desde diversos puntos del país y se han unido a otros 7.000 militares para blindar la capital. Porque a tres días de la investidura de Joe Biden, el objetivo es claro:evitar que se repita un nuevo asalto.
"Recuerdo a muchachos que gritaban como 'mátalo con su propia pistola'", ha lamentado Mike Fanone, oficial de Policía de Washington DC. Precisamente por situaciones como esta, la ciudad se ha protegido para contrarrestar acciones violentas desde el primer momento. De hecho, hay cuatro veces más seguridad que en investiduras anteriores.
Los tres kilómetros que separan la Casa Blanca del Capitolio están completamente fortificados. Hay controles en los accesos, las entradas por tierra y mar a la capital están cerradas y, desde el viernes, está prohibido volar con armas de fuego. "Tenemos la responsabilidad especial de que haya una transición pacífica del poder en nuestro país", ha apuntado Muriel Bowser, alcalde del distrito de Columbia.
La seguridad en en este punto de Estados Unidos se ha reforzado después de que el FBI haya reconocido que está pendiente de posibles amenazas de cara a la toma de posesión de Biden. Pero también después de que la Fiscalía haya admitido que los asaltantes al Capitolio del pasado 6 de enero tenían el objetivo de "capturar y asesinar".
Frente a esta situación de máxima tensión, el mismo Biden afirma estar tranquilo por su investidura. Cuando se marchaba de una rueda de prensa, los periodistas le han preguntado si está preocupado por su seguridad en su investidura. Él se ha dado la vuelta para responder: "No me preocupa mi seguridad. El pueblo estadounidense se levantará y se levantará ahora. Ya es suficiente, es suficiente".
A pesar de la seguridad del que será nombrado presidente de EEUU, en esta ceremonia no se volverán a ver las imágenes a las que ya está acostumbrado el pueblo estadounidense y el mundo entero: la explanada del acto no estará repleta de personas, pero no solo por el riesgo en la seguridad de los asistentes; también, por la pandemia de coronavirus, que ha provocado una reducción del aforo incluso en la plataforma presidencial.
Este hecho, sin embargo, no será lo único histórico que ocurra en esta toma de posesión. El nombre de otra persona, en concreto el de una mujer, también se alzará como protagonista del día; el de Kamala Harris, primera mujer en conseguir la vicepresidencia de EEUU que hará su juramento, también por primera vez en la historia, ante una jueza.