23 de enero de 2020. Ha pasado un año desde que la ciudad de Wuhan fuese la primera de muchas que tomó la decisión de cerrarse, de confinarse, ante la velocidad de los contagios que se estaban produciendo de coronavirus.
Más de 11 millones de personas quedaron encerradas en sus casas durante 78 días después de que se hubiese localizado como 'zona cero' de la pandemia un mercado de pescado y marisco de Huanan. Entonces, el mundo miraba con escepticismo, miedo y la información justa a este SARS-CoV-2.
Lo que empezó siendo como algo similar a una gripe cambió a una variante de neumonía para acabar dando paso a la COVID-19 que todos conocemos hoy. Ese virus comenzó a extenderse poco a poco por todo el globo, con países como Italia o España entre sus primeros objetivos.
A mediados de marzo, la situación era ya insostenible. Mientras tanto, desde China aseguraban que la situación estaba bajo control debido al comportamiento de la ciudadanía, llegando a no tener casos oficiales durante casi dos semanas. Con el tiempo, se vio que en las entrañas de esa 'zona cero' del virus el panorama era gravísimo, con sanitarios al límite, desbordados.
En los días del confinamiento, la OMS declaró la emergencia sanitaria únicamente en China. No fue hasta el 30 de enero cuando se declaró a nivel internacional. "Todos los países deben estar preparados para la contención, incluida la vigilancia activa, la detección temprana, el aislamiento y la gestión de casos, el seguimiento de contactos y la prevención de la propagación de la infección por 2019-nCoV, y compartir datos completos con nosotros", escribían en Twitter.
Como pueden comprobar, en aquel entonces la COVID-19 no tenía el nombre por el que la conocemos ahora. Eso llegó el 11 de febrero. Un mes después, el 11 de marzo, la crisis sanitaria obligó a decretar la pandemia.
A ese primer confinamiento le siguieron muchos otros en todo el mundo, siendo los meses de marzo y abril en los que el mundo se paró. El resto, ya lo saben, es historia. La pandemia ya roza los 100 millones de contagios y deja más de dos millones de víctimas mortales.
Un año después de ese confinamiento, se mantienen los miedos en Wuhan por los contagios debido a los desplazamientos por el Año Nuevo lunar, lo que ha llevado a las autoridades a pedir evitar desplazamientos que no sean necesarios.
Hoy, muchas cosas han cambiado, pero otras muchas no. Conocemos -o eso creemos- mejor al virus, cómo se transmite y su mortalidad. El mundo se debate ahora entre tomar medidas más severas contra la pandemia e intentar salvar una frágil economía, que atraviesa una crisis sin precedentes. Lejos de estar cerca de un final gracias a las vacunas, quedan todavía meses de lucha por delante en esta nueva normalidad que tiene de todo, menos ser algo normal.