Están ahí, nos las vemos, pero están afectando directamente a nuestro organismo. Son las partículas en suspensión. La polución, la contaminación, está disparando el número de hospitalizaciones, según un estudio publicado en la 'British Medical Journal'.
A mayor concentración de esas partículas, que vienen, por ejemplo, de los motores diésel, se incrementan también las hospitalizaciones de enfermedades respiratorias, dolencias cardiacas y otras patologías como la septicemia, la obstrucción intestinal o los fallos renales.
Según este estudio, cada vez que subía el número de micropartículas, concretamente con un diámetro inferior a 2,5 micrómetros, había también una subida de los ingresos hospitalarios al día siguiente. No podríamos decir que haya un número seguro de partículas en el aire.
Cada nuevo microgramo de partículas supone que haya 3.642 hospitalizaciones anuales más. La OMS ya alertó sobre esto en 2005, entonces hizo una recomendación para no superar los diez microgramos por metro cúbico de micropartículas en el aire al año para que no afectara negativamente a nuestra salud.
Ya entonces ciudades como Madrid, Barcelona o Sevilla superaban el límite, de hecho, el estudio español más reciente es más que preocupante: 9.500 muertes se producen cada año en España por causas atribuibles a la contaminación atmosférica.